Nora Hortos Ibanco

La alimentación y la cocina siempre han ocupado un espacio importante en mi vida pero no fue hasta que me diagnosticaron una enfermedad autoinmune, que me puse a investigar más en serio. Después de acudir a la medicina alopática y agotar las opciones que me ofrecía, sin mucho éxito y con algunos efectos colaterales, decidí tomas las riendas de mi salud y empezar a buscar soluciones por mi cuenta. Pasé por muchas consultas donde distintos profesiones me acompañaron en mi camino hacia la mejoría. Algunas terapias me ayudaban más que otras pero me di cuenta de que, a parte de la ayuda externa, necesitaba ordenar mí día a día y mejorar mis hábitos en general.
Llevaba años trabajando en el sector social cuando decidí que la alimentación era uno de los aspectos importantes que debía atender y, como encontraba información muy contradictoria, decidí formarme en este campo para poder tener criterio al respecto.
Ha sido una de las mejores decisiones que he tomado ya que, aunar mi pasión por la cocina con la alimentación saludable, me ha traído muchas alegrías y me ha ayudado mucho a mejorar mi estado de salud.
Según mi experiencia personal, aunque lo que comemos es muy importante, nuestro estado de salud depende también de otros factores como nuestro estado emocional, nuestros pensamientos, la actividad física o el descanso, entre otros. Mi interés por la vertiente más emocional también me llevó a iniciar estudios en psicología y formarme en desprogramación biológica.
En ese sentido, me reafirmo en la idea de que tratar a las personas desde una visión holística es la clave. Cuidar nuestro “todo” es vital para lograr encontrarnos bien y vivir un poco más en harmonía con nosotros mismos.