Diferencias entre musicología y musicoterapia
La Musicología se dedica más al estudio de la teoría y la física musical así como de su historia. La Musicoterapia se centra más en la terapéutica del efecto musical y sonoro.
Beneficios de la musicoterapia en la educación y los servicios sociales
La musicoterapia es, a la vez, un camino multidimensional y un vehículo para trabajar problemas, sobre todo, del mundo emocional, pero también de carácter intelectual e incluso del cuerpo físico.
Además, estimula las capacidades intuitivas y la creatividad. Dependiendo de la persona y de la línea terapéutica, actuará más en un ámbito o en otro. Cada individuo es único y puede tener afinidad con unos sonidos y unas músicas concretas, que sirvan como puerta de entrada del terapeuta a su mundo interior.
Se ha demostrado su efectividad en la educación especial (autismo, síndrome de Down, etc.) y en pacientes con desequilibrios del sistema nervioso, como la ansiedad, fobias, miedos, trastornos de tipo obsesivo compulsivo, etc. Y también se logran grandes resultados en la tercera edad, en adolescentes con problemas de conducta o riesgo de exclusión social. Asimismo puede ser un muy efectivo coadyuvante en caso de enfermedades degenerativas.
Dos líneas básicas en Musicoterapia
- Hay una musicoterapia pasiva, que se basa en la escucha. Pero es menos efectiva porque el paciente no se implica activamente con la música o muy poco.
- Personalmente apuesto en mayor medida por la musicoterapia activa. Así, la persona se interrelaciona con la música desde técnicas de coral terapéutica, de resonancia de la voz, de instrumentos, de movimiento, de danza, de creatividad, etc. Con la musicoterapia, pueden estimularse zonas del cuerpo y del sistema nervioso desde donde podemos movilizar energía emocional estancada.
En los ejercicios prácticos, sobre todo de estímulo de la creatividad, se pueden utilizar recursos para tratar desequilibrios emocionales, del sistema nervioso y desequilibrios físicos. Hay movimientos y danzas para reforzar el sistema nervioso, para cuidar la salud de ls articulaciones, sistema cardiovascular… e incluso para favorecer la asimilación del calcio en los huesos a personas con osteoporosis.
Es importante no confundir la musicoterapia con actividades lúdicas musicales, creyendo que son terapéuticas. Para que sean terapéuticas el paciente debe poder trasladar a su vida cotidiana, conscientemente, aquello que va aprendido en las sesiones.
Descubrir la realidad interna del paciente
En la formación de musicoterapia, los alumnos aprenden que la ejecución de los ejercicios que se proponen al paciente nos da información sobre su realidad interna. Un individuo que desafina cuando canta, puede estar teniendo dificultades para expresar su mundo interior más profundo y no un problema de oído musical; una persona que no se suelta fácilmente en la sesión terapéutica seguro que vive bloqueos que le impiden entregarse a su propia vida personal de manera óptima.
Una mirada, un gesto, etc., darán también claves al terapeuta para crear ejercicios personalizados extrapolables al entorno cotidiano de paciente, más allá de la sesión.
Musicoterapia para profesionales de la educación
Por su aplicabilidad, la musicoterapia, a diferencia de la musicología, es una disciplina útil no solamente para psicólogos y terapeutas en general, sino también para profesores, pedagogos, monitores que trabajan con adolescentes y asistentes sociales que tratan con ancianos, personas con riesgo de exclusión social, etc.