
¿Qué es el protocolo AIP?
El protocolo AIP es el protocolo autoinmune Paleo (AIP, por sus siglas en inglés). Este método tiene como base la dieta Paleo o Paleolítica, pero más estricta, ya que está orientada a un uso terapéutico.
Se trata de un protocolo orientado a eliminar o reducir los síntomas de enfermedades autoinmunes y los brotes asociados con las mismas.
El principal objetivo del AIP es reducir la inflamación y de esta manera recuperar el sistema digestivo, regular el sistema hormonal, y mejorar el sistema inmune. La premisa es la de “sanar” los intestinos para recuperar salud.
La metodología consiste en eliminar de la dieta todos aquellos alimentos que son potencialmente inflamatorios, pero también potenciar aquellos que son nutricionalmente densos.
Será fundamental, y parte del método también, tener en cuenta otra serie de aspectos, igual o más importantes que la alimentación, como serán:
- Realizar ejercicio físico adaptado a nuestras necesidades. El ejercicio de fuerza también debe estar presente, ya que un sistema muscular y óseo sano es fundamental no solo para un buen envejecimiento, sino para nuestra microbiota y en consecuencia nuestro sistema inmunológico.
- Respetar los ritmos circadianos. Somos seres diurnos, por lo que por la noche debemos dormir y por el día tener actividad y exponernos a la luz.
- Dormir suficientes horas (entre 7 – 8 horas, según el individuo).
- Hacer una buena gestión del estrés. Meditar, hacer yoga, dedicarnos tiempo a nosotros mismos.
- Exponerse al sol diariamente y tener contacto con la naturaleza.
- Potenciar las relaciones sociales con nuestros seres queridos, y huir de relaciones tóxicas o que nos roben energía.
Fases del protocolo AIP
El protocolo AIP consta de 3 fases: eliminar, reintroducir, adaptar.
Durante la fase de eliminación, la más estricta y dura, se van a eliminar los siguientes alimentos:
- Legumbres (lentejas, garbanzos, azukis, guisantes, judías, habas…)
- Cereales con y sin gluten (trigo, cebada, centeno, arroz, espelta, amaranto, kamut, teff, amaranto, bulgur…).
- Pseudocereales (quinoa, trigo sarraceno…).
- Solanáceas (patata, tomate, berenjena, pimiento…).
- Huevos (sobre todo la clara, que suele ser más alérgena. Hay corrientes que permiten la yema).
- Lácteos (leche, yogur, kéfir, mantequilla, ghee…).
- Azúcares y aceites refinados.
- Frutos secos y semillas (incluyendo aceites).
- Estimulantes (café, cacao, té negro…).
- Alcohol.
- AINES (antiinflamatorios no esteroideos) como ibuprofeno, paracetamol, aspirina…
- Aditivos alimentarios (emulsionantes, aglutinantes… ).
¿Y qué puedo comer?
Esta lista será en la que debemos centrarnos, fijándonos en lo que sí está permitido y llenando la nevera de estos alimentos que además de nutrirnos nos van a saciar, y evitar antojos.
- Proteína animal. Será fundamental consumir proteína animal de calidad, mejor siempre ecológica o de pastoreo.
- Carnes, vísceras, pescados (priorizando salvajes y azules y pequeños) y mariscos. También el caldo de huesos tendrá un papel fundamental, por su alto contenido en colágeno (regenerador).
- Grasas de calidad (AOVE, aguacate, aceite de coco, aceitunas, pescado azul…).
- Verduras y hortalizas no solanáceas. Cuanto más variadas y coloridas mejor. Se priorizará de temporada y cercanía, y a ser posible libres de sustancias tóxicas o pesticidas.
- Tubérculos y raíces como el boniato, la yuca, la remolacha, etc.
- Nos centraremos en aquellas con índice glucémico (IG) bajo como por ejemplo las bayas y el coco.
- Alimentos fermentados como el chucrut, el kéfir de agua o el yogur de coco.
- Hierbas frescas (perejil, orégano, cilantro, etc) y algunas especies permitidas como la cúrcuma o el jengibre.
En definitiva, crea un plato nutricionalmente denso con buena cantidad de proteína animal de calidad, grasas saludables, muchas verduras, y tubérculos como el boniato o la yuca. La variación y rotación también serán importantes para no aburrirse y poder llevar a cabo el protocolo con éxito.
Reintroducciones
La duración del protocolo AIP siempre va a estar vinculada a las necesidades específicas de la persona, de la propia enfermedad, así como de la rapidez de mejora, etc. Pero sea como fuere, se recomienda seguirlo de manera estricta de 30 a 90 días, para empezar a notar mejoras.
Al igual que llevar de manera estricta la fase de eliminación, realizar las reintroducciones va a ser crucial. Es importante realizarlas correctamente, y empezar a realizarlas cuando la persona se encuentre en un buen estado. Además, siempre se debe esperar el tiempo indicado para saber si ese alimento nos sienta bien o es mejor descartarlo por un tiempo (adaptación).
Según Sarah Ballantyne, autora del libro The Paleo Approach, las introducciones deben realizarse con un solo alimento cada 5 – 7 días, y esperar siempre a ver posibles reacciones, ya que en este caso, hay que dejar de consumirlo. En el caso de que no se produzcan síntomas negativos (gastrointestinales, dermatológicos, etc) se podría introducir el alimento y probar con el siguiente. En el libro se explica, todas las pautas y pasos a tener en cuenta a la hora de realizar las reintroducciones.
De forma resumida:
Siempre se probará con muy poca cantidad (una media cuchara) y si no aparecen síntomas a los 15 minutos se podrá comer otra cucharada y se volverá a esperar. Si no hay síntomas se probará con una cucharada y media. Si a las dos o tres horas todo sigue bien, se podrá consumir una porción normal, sin abusar.
Destaca también la importancia de que durante este tiempo no se reintroduzcan más alimentos para que no se produzcan reacciones cruzadas. Pasados los 7 días, si todo va bien, se puede probar a reintroducir otro alimento.
Ejemplo de menú para la fase de eliminación
Desayuno:
Leche dorada (bebida vegetal de coco con cúrcuma, jengibre, canela y una cucharadita de aceite de coco).
Tostada de boniato con aguacate, anchoas y germinados.
Comida:
Pollo ecológico asado con hierbas aromáticas (romero, tomillo, orégano…) acompañado de compota de manzana y ensalada de rúcula y tomate.
Cena:
Crema de calabacín con levadura nutricional (opcional).
Caballa a la plancha con mojo de cilantro, acompañada de verduras asadas (puerro, boniato, cebolla, zanahoria…).