
¿Qué es la hiperuricemia?
La hiperuricemia es una enfermedad de tipo metabólico que cursa con niveles elevados de ácido úrico en sangre debido a un trastorno en el metabolismo de las purinas, que son el producto final del metabolismo de los aminoácidos, la fructosa y el alcohol.
Consideraremos que existe hiperuricemia cuando las concentraciones de ácido úrico en sangre sean:
- En mujeres: > 6 mg/dl.
- En hombres: > 7 mg/dl.
La hiperuricemia, es más común en hombres mayores de 45 años.
El ácido úrico, no se encuentra como tal en la dieta, sino que se genera en nuestro organismo por la descomposición de las purinas de los aminoácidos, la fructosa y el alcohol.
El ácido úrico se excreta fundamentalmente por la orina y la dieta puede influir en ello, puesto que puede verse reducida su excreción en dietas ricas en grasa, bajas en HC, elevado consumo de alcohol o muchos periodos de ayuno. Una pequeña parte del ácido úrico se excreta por el tracto gastrointestinal (GI).
Causas del ácido úrico
Existen tres causas principales en la aparición de hiperuricemia:
- Producción aumentada de ácido úrico: nuestro organismo produce endógenamente ácido úrico, si esta producción sufre alguna alteración y aumenta, aparecerá la hiperuricemia.
- Disminución de la excreción renal: cualquier alteración en la función renal puede provocar que no se elimine correctamente el ácido úrico y por lo tanto, se acumule en el organismo más del necesario, lo que producirá hiperuricemia.
- Combinación de las dos anteriores, aunque generalmente suele producirse por una de las dos anteriores.
La hiperuricemia puede provocar la aparición de gota, que consiste en la acumulación de cristales de urato en articulaciones, tejidos blandos y tracto urinario, debido a unos niveles elevados mantenidos de ácido úrico en sangre. Estos niveles altos de ácido úrico en sangre se relacionan con patologías como la obesidad, la hipertensión (HTA), diabetes, etc, todas ellas debidas a un estilo de vida poco saludable, por lo que la importancia de unos buenos hábitos será primordial para evitar este tipo de patologías.
Tratamiento dietético para el ácido úrico
El objetivo del tratamiento del ácido úrico, hiperuricemia, se basa en dos aspectos: uno de ellos es reducir la formación endógena de ácido úrico y el otro, favorecer la excreción urinaria, y todo ello podemos mejorarlo con la dieta de la siguiente forma:
Reduciendo la formación endógena de ácido úrico:
- Evitar alimentos purinóforos (vísceras, algunos pescados, carnes y despojos, moluscos y crustáceos).
- Evitar alimentos purinógenos (proteínas animales, ricos en fructosa como dulces, miel, bollería, alcohol).
Favoreciendo la excreción urinaria:
- Ingesta adecuada de agua para favorecer la eliminación a través de la orina (2,5-3 litros/día).
- Dieta alcalina (favorece la solubilización de cristales; introduciendo bicarbonato sódico en nuestras bebidas).
- Dieta rica en Hidratos de Carbono complejos y evitando azúcares simples.
- Dieta normolipídica, dando importancia al AOVE (aceite oliva virgen extra), aguacate y frutos secos.
- Dieta moderada en proteínas, puesto que son las purinas las que hacen que se genere ácido úrico.
- Evitar refrescos azucarados y alcohol (la cerveza tiene muchas purinas).
- Potenciar líquidos alcalinos (leche y otros lácteos…).
En general, los alimentos recomendados en el tratamiento del ácido úrico son:
- Frutas y verduras frescas.
- Leche y lácteos semidesnatados.
- Huevos.
- En cuanto a proteínas, recurrir a fuentes vegetales (legumbres, tofu, tempeh, seitán) y con moderación carnes magras (ave y conejo) y pescados blancos.
- Cereales integrales: pan, pasta, arroz.
- AOVE, aguacate, frutos secos.
- Agua con gas o bicarbonatadas sin azucarar.
Terapias alternativas como tratamiento para la hiperuricemia
Las terapias alternativas como tratamiento del ácido úrico, hiperuricemia, pueden ser muy efectivas. Conozcamos algunas de estas terapias:
Hidroterapia como tratamiento para la hiperuricemia:
- Baños: de vapor, sauna. Alternar frío/calor.
- Frotaciones matinales: con agua fría por todo el cuerpo.
- Andar descalzo: sobre la hierba.
- Tomar el sol: una medicina casi olvidada.
- Cataplasma sobre los riñones: de arcilla templada.
- Aplicación sobre riñones: 4 ó 5 hojas de col (preferentemente roja) hervidas durante 5 minutos.
- Baños locales: un puñado grande de Tomillo hervido durante 1 minuto en un litro de agua. La duración del baño será de 15 minutos, más o menos.
- Emplastos de arcilla fría: aplicados sobre las zonas del dolor. Dejarlos al menos 2 ó 3 horas. Si es necesario repetir la aplicación.
Fitoterapia para el ácido úrico:
En la fitoterapia hay una serie de plantas medicinales que podemos usar como tratamiento para el ácido úrico o hiperuricemia.
- Nos ayudarán en la función renal: cola de caballo, Ortiga verde, rabos de Cereza, Brezo, Gayuba, Reina de los prados y Ulmaria.
- Plantas contra el estreñimiento: semillas de lino, Agar-agar, Sen, Frángula, Cáscara sagrada, etc.
Hiperuricemia y factores externos
Existen otros factores que se producen de forma espontánea y que pueden provocar la aparición de hiperuricemia sin que exista un problema en el metabolismo de las purinas y por ello deben ser contemplados y eliminados en la medida de lo posible antes de ponerse en tratamiento para reducir los valores de ácido úrico en sangre.
Algunos de los factores externos que pueden favorecer la aparición de ácido úrico son:
- El estrés: afección muy habitual en nuestra sociedad y que de forma mantenida en el tiempo, puede elevar los niveles de ácido úrico en sangre y terminar produciendo hiperuricemia.
- Utilización de determinados fármacos como algunos diuréticos.
- La realización de ejercicio físico muy intenso.
Por lo tanto, si al hacernos una analítica sanguínea observamos que nuestros valores de ácido úrico están elevados y estamos sometidos a alguno de los factores anteriores, puede ser suficiente con eliminar o modular estos factores y así evitaremos que aparezca hiperuricemia y no necesitaremos de mayores actuaciones.
En resumen, lo más importante para eliminar o prevenir la hiperuricemia, será adoptar un estilo de vida saludable en el que una adecuada alimentación, la realización de actividad física y el control sobre nuestras emociones sean nuestros principales objetivos, para evitar la aparición de determinadas patologías que pueden llevarnos como consecuencia final a un empeoramiento de nuestra salud y por lo tanto, de nuestra calidad de vida.
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