
¿Qué es la Intolerancia química múltiple o I/SQM?
La sensibilidad química múltiple es considerada un síndrome de carácter crónico, no vinculado a un cuadro tóxico ni alérgico, que afecta a personas sensibles a substancias químicas a partir de concentraciones en su entorno de vida muy por debajo de las que se han establecido como causantes de efectos perjudiciales en la población general, exposiciones inferiores al 1% del valor de los criterios ambientales usuales.
Su carácter es tan generalizado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere la denominación de Enfermedad Ambiental Idiopática, definida por Dr. Sparks en el año 2000 como «trastorno adquirido con síntomas recurrentes múltiples, relacionado con múltiples factores ambientales tolerados por la mayor parte de las personas, no explicado por ningún trastorno médico o psiquiátrico».
Epidemiología
Afecta a un porcentaje no inferior al 5% de la población en general, con predominio sobre el sector femenino en relación 4:1, y tendencia a vinculaciones con fibromialgia y/o síndrome de fatiga crónica.
El desarrollo industrial y las características en la calidad de vida que su evolución ha otorgado, junto a la aplicación desvirtuada de conceptos «natural«, «biológico«, conllevan una falta de percepción del riesgo químico ambiental por parte de la población en general, de ahí que se considere la sensibilidad química múltiple como síndrome en expansión.
Síntomas de la sensibilidad química múltiple
La sensibilidad química múltiple puede afectar a cualquier sistema de regulación biológica, aunque la evidencia de los casos tratados da una tendencia hacia alteraciones del sistema neurológico, inmunitario, y endocrino, originando a su vez manifestaciones en sistema respiratorio, límbico-olfatorio o musculo esquelético.
Puede, pues, derivar a sintomatología de amplio espectro: irritación respiratoria y de mucosas, problemas gastrointestinales, dificultad de concentración, pérdida de memoria, depresión, fatiga, debilidad, ansiedad, taquicardia, opresión pectoral, mareos, dolores de cabeza, intolerancia a cambios de temperatura, dolores articulares y musculares, disnea, entre otras.
Mecanismos de actuación
Se sugiere que sustancias químicas similares en estructura/composición a moléculas humanas podrían actuar de forma individual o sinérgica como verdaderos neurotransmisores, con efectos persistentes sobre otros sistemas, dada su acumulación en el tejido graso. Una pérdida de tolerancia a este variado grupo de substancias ambientales, origina una respuesta desproporcionada con gran participación del Sistema Nervioso Central.
Si bien en una parte de la población afectada se da una relación directa entre efecto dosis de exposición al agente/s tóxico/s, no se trataría del mecanismo habitual, son más frecuentes las causas biológicas inherentes a la propia persona en la que no existe una dependencia del volumen de la dosis.
Tratamiento de la sensibilidad química múltiple
El principal objetivo en el tratamiento de la sensibilidad química múltiple es reducir al máximo el contacto o la exposición con productos, materiales o ambientes relacionados con los síntomas; vigilando a su vez que tal situación no conlleve al aislamiento de su entorno ni genere una actitud de hipervigilancia.
De ahí la importancia de trabajar con el paciente todos aquellos factores relacionados con el autoconocimiento y observación para que pueda autogestionar situaciones con frecuencia inverosímiles a efectos estrictamente médicos.
El 60% de la población afectada indica dificultades o intolerancias a los protocolos farmacológicos, por ello la terapéutica se declina hacia una adaptación vital aplicando un decálogo de «buenas prácticas».
Alimentación / Fitoterapia
La «dieta Seignalet«, junto a terapias de apoyo propuestas y guiadas profesionalmente según fases de evolución, son cruciales en la consecución de una situación estabilizada. La adaptación de hábitos no tiene nada que ver con una pauta de adelgazamiento o complacencia sino que se trata de asimilar de por vida una actitud terapéutica que requiere una adaptación hacia nuevos sabores, habilidades culinarias y curiosidad por productores realmente ecológicos.
Terapias de apoyo a la sensibilidad química múltiple
- Quelatoterapia, en alimentación (cilantro, ajo silvestre) y/o en suplementación (chlorella, pectina cítrica modificada), etc.
- Inmunoterapia a bajas dosis.
- Sueroterapia.
- Oxigenoterapia.
- Sauna.
Técnicas de autoconocimiento
Se debe mantener una atención continuada para encontrar ejercicios que conlleven un conocimiento del propio ser adaptados al perfil de cada persona: respiración, yoga, taichí, meditación…
Buenas prácticas
Existen decálogos asequibles editados por las distintas asociaciones relacionadas con la sensibilidad química múltiple en las que se recuerdan las principales rutinas en la vida cotidiana, pudiendo destacar:
- Tener en cuenta las características de los productos utilizados para aseo, cosmética, telas, agua, productos de limpieza y todo tipo de materiales.
- Evitar el uso de todo tipo de aerosoles.
- Utilizar productos de limpieza de origen natural, vinagre, limón…
- En general, el medio rural es más favorable que el medio urbano, aunque siempre se deben valorar los riesgos asociados al propio entorno (aplicación de plaguicidas, periodos de polinización, etc.).
Siguiente artículo » Síntomas de la anemia perniciosa