Psiconutrición o psicología de la nutrición

¿Qué es la psiconutrición o psicología de la nutrición? Usar los recursos aportados por la psicología y la nutrición puestos al servicio del paciente.

Psiconutrición o psicología de la nutrición
Pilar Aller
Farmacéutica, Técnico superior en dietética, máster en comunicación, experta coaching, Practitioner PNL.

Significado de Psiconutrición o psicología de la nutrición

La palabra psiconutricion está sonando bastante. Aunque así de primeras todos podríamos hacernos una idea de lo que significa, vamos a indagar un poco más en su etiología según el diccionario de la RAE.

Psico: psicología.
Psicología:
1- Parte de la filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones.
2- Ciencia o estudio de la mente y de la conducta en personas o animales.

Nutrición: Aumentar la sustancia del cuerpo animal o vegetal por medio del alimento, reparando las partes que se van perdiendo en virtud de las acciones catabólicas.

La palabra nutrición y la palabra alimentación se suelen usar indistintamente a nivel coloquial, sin embargo, tienen matices que las diferencian.
La nutrición es un acto involuntario que comienza una vez el alimento entra dentro del cuerpo.

La alimentación es un acto voluntario: implica la elección, la compra, la preparación del alimento… diversos procesos previos a la ingesta.

Por lo tanto y teniendo en cuenta esta matización, personalmente creo que sería más adecuado el uso del término psicología de la alimentación que el de psiconutrición.

Sin embargo, esta palabra se usa también para designar el trabajo conjunto entre profesionales de la nutrición y profesionales de la psicología dentro de la consulta de nutrición y dietética. En este ámbito la palabra psiconutrición se refiere al uso de los recursos aportados por la psicología y de los aportados por la nutrición puestos al servicio del paciente que acude a una consulta de nutrición y dietética.

¿Qué es la psiconutrición o psicología de la nutrición?

Puede que alguna vez a lo largo de toda tu vida te hayas propuesto perder peso.

Puede que te hayas puesto por tu cuenta o que hayas acudido a un profesional y a pesar de tener claro en que consiste una alimentación saludable no hayas conseguido llevarla a cabo. O puede que lo hayas conseguido y con los años hayas vuelto al punto de partida.

Pero, si todos sabemos más o menos lo que es alimentarse bien, ¿por qué no lo conseguimos?

1. Marketing alimentario
¿Sabemos realmente lo que es alimentarse bien?
Con el nuevo aluvión de «productos alimentarios» que encontramos últimamente en los supermercados y con el gran esfuerzo del marketing alimentario por vender; hacer elecciones alimentarias saludables dentro del supermercado son casi una «carrera de obstáculos» .

El hacer una elección alimentaria saludable entre productos lights, productos especiales para niños, azúcares y grasas ocultas, productos ricos en calcio, en hierro, alimentos sin gluten y sin lactosa, platos precocinados para gente sin tiempo…

El marketing alimentario por un lado crea confusión y por otro lado conoce muy bien la psicología del consumidor.

El alimento se ha convertido hoy en día en un bien de consumo más y ¿qué porcentaje de las veces que has ido a comprar ropa te has venido solo con lo que necesitabas?

Es importante que la persona defina qué es para ella una alimentación saludable teniendo en cuenta las recomendaciones de los profesionales, su individualidad y su experiencia personal y no basándose en las estrategias del marketing alimentario.

2. Enfoque dietético:
Popularmente está aceptado el concepto «hacer dieta». ¿Cuantas veces has escuchado la afirmación: «Este lunes me pongo a dieta»?

El significado popularizado de la palabra dieta podría ser: hacer sacrificios a base de comer manzana, lechuga y un triste filete a la plancha para perder peso cuanto antes.

Pero ¿qué consecuencias tiene para ti creerte esta «idea»?

Mientras asocies el comer saludable con algo soso y aburrido seguirás haciendo dieta «estacionalmente» y no conseguirás unos hábitos alimentarios saludables y duraros en tiempo.

Cuestiónate esas asociaciones que socialmente se tienen acerca de que una alimentación saludable siempre es sosa, aburrida y opuesta al disfrute.

3. Motivación:
Cada una tiene sus propias motivaciones internas y externas, aunque mi experiencia me dice que las que más peso tienen son: tener que ponerme en bañador, entrar en el traje para la boda – bautizo – comunión y… ¿Es sostenible este tipo de motivación?

Es importante profundizar en cuales son realmente las motivaciones y si estas motivaciones están en armonía con la persona.

4. La naturaleza humana:
No nos conocemos demasiado a nosotros mismos, creemos que tenemos libertad en nuestras decisiones , sin embargo, muy pocas veces elegimos libremente. Nuestras conductas dietéticas están, muchas veces, condicionadas.

Pondré un ejemplo:
Un paciente llega a su tercera visita a la consulta. Previamente se le ha hecho una entrevista dietética profunda y se ha acordado con el una programación de menú para la semana.

Nada más sentarse delante de ti te «confiesa» que no ha seguido las pautas:

  • Es que no tengo fuerza de voluntad.
  • Es que me gusta mucho comer.
  • Es que la verdura es muy aburrida.
  • Es que no tengo tiempo para cocinar.
  • Es que a mis hijos y a mi marido no les gustan las verduras ni las frutas.
  • Es que hago de camión de la basura.
  • Es que tengo mucho estrés y ansiedad.
  • Esta es mi constitución, me cuesta muchísimo adelgazar y muy poco volver a cogerlo.

Todas esas voces conscientes y muchas otras inconscientes, condicionan las elecciones alimentarias.

Y ante estás «afirmaciones o creencias» ¿qué herramientas tiene el profesional sanitario?
El profesional de la dietética y nutrición adquiere, durante su formación, los conocimientos técnicos considerados como necesarios pero… ¿qué habilidades desarrolla un profesional de la salud para enfrentarse a este día a día, común en una consulta de nutrición y dietética? ¿qué conocimientos sobre el ser humano se dan en las formaciones sanitarias oficiales?

Cuando el sanitario se enfrenta a su día a día, con personas reales, muchas veces esos conocimientos técnicos se quedan cortos.

Aunque no en todos los casos es necesario, puede ser interesante trabajar con la persona y no solo con la teoría dietética: «no basta centrarse en el organismo como sistema biológico, sino que es indispensable analizar los aspectos psicológicos, sociales y culturales que implica.» (Psicología y la obesidad: Verónica Vázquez Velásquez,* Juan Carlos López Alvarenga*).

Y ante esta realidad ¿qué podemos hacer?

Aquí puede haber dos caminos:
Que el profesional sanitario adquiera formación en determinadas competencias y habilidades que le ayudarán a acompañar a la persona en este proceso hacia una mayor salud.

Por mi experiencia puedo hablar de los beneficios de una formación profunda en coaching transpersonal (Essential institute, IPH).

Los profesionales con formación en coaching desarrollamos determinadas habilidades como la escucha activa, la comunicación directa, crear conciencia, la empatía, la presencia… (ver competencias del coaching según la ICF) y conocimientos profundos sobre el ser humano. Esto junto con una formación en psicología ( especialmente de la conducta alimentaria) permite abordar desde una mirada holista, que no intrusa, a la persona dentro de la consulta de dietética y nutrición.

Otro camino es el trabajo multidisciplinar entre un nutricionista y un psicólogo. Cada uno aporta desde sus competencias y experiencia y juntos pueden ofrecer un mejor servicio a la persona.

No quiero entrar en este artículo a discutir sobre el intrusismo profesional. Prefiero centrarme en rescatar el concepto de holismo que no considere el abordaje en salud solamente desde el empirismo científico sino que apueste también por potenciar otras competencias como la comunicación, la psicología transpersonal, la filosofía, la antropología…

Cuando hablamos de salud centrarse solamente en la biología o en la nutrición es limitante, y no hace falta pasar más de 4 consultas de nutrición para darse cuenta de ello.

La teoría científica por si sola se queda » coja». La psiconutrición o psicología de la nutrición es un buen punto de partida en el camino de recuperación de la experiencia holista del profesional de la salud.

Un primer paso para conseguir que haya más humanismo dentro de las profesiones sanitarias y por tanto más salud con mayúsculas. Y desde ahí, ir sumando otras «fuentes» más allá de la psicología que permitan al profesional acompañar a la persona en su proceso hacia una vida más saludable.

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