
¿Qué es nutriscore?
Nutriscore es un sistema de etiquetas aplicable a productos alimenticios para indicar al consumidor la calidad nutricional de los mismos. Se basa en 5 colores asociadas a 5 letras que van de la A-verde oscuro para los productos de mejor calidad nutricional a la E-rojo para los productos alimenticios de menos calidad nutricional. No es aplicable a productos frescos, ni aditivos, edulcorantes, especias, sal…
El objetivo del Nutriscore es mostrar información nutricional al consumidor para que pueda tomar mejores decisiones respecto de su alimentación y mejorar así el estado de salud de la población
Este es uno de los varios tipos existentes de etiquetado frontal (o FOPL por sus siglas en inglés Front of Pack Labelling) creados con el objetivo de mejorar los estándares de nutrición de la población. Otros ejemplos son: los sellos “ALTO EN X” como el implementado en Chile o en Canadá o el HSR (Health Star Rating) creado por el gobierno de Australia que otorga más estrellas conforme más saludable es el producto.
Historia del nutriscore
El Nutriscore nació en Francia en el 2016 buscando un etiquetado nutricional sintético simple y accesible a todos. Funciona con un algoritmo creado por un grupo de investigadores de Oxford en el 2004 y revisado en el 2015 (Nutrient Profiles: Development of final model final report). Se basaron en estudios epidemiológicos y guías dietéticas oficiales, respondiendo a la distribución de macronutrientes tradicionales (50% hidratos de carbono, 35% de grasas 15% de proteína).
Otros países como Bélgica, Alemania, Holanda, Luxemburgo, Suiza y España han decidido adoptar este sistema de información nutricional complementaria. Para coordinar la gestión de la implementación se ha creado en enero de 2021 una Gobernanza Europea, un mecanismo de coordinación transnacional que también evaluará potenciales adaptaciones.
España anunció adhesión al Nutriscore en 2018. En Julio de 2020 inició una encuesta sobre este etiquetado. Hasta ahora el uso de estas etiquetas es voluntario, aunque no se descarta que en el futuro sea obligatorio.
¿Cómo se calcula?
El sistema Nutriscore establece una puntuación en función de la composición nutricional del producto. Cuanto más alta es la puntuación, de peor calidad nutricional es el producto.
El algoritmo o proceso por el cual se otorga la puntuación final a cada producto funciona de la siguiente manera. Por una parte, se observa el contenido energético, en azúcares, en grasas saturadas y en sodio, todos ellos, contenidos considerados poco saludables o deseables. Todo ello se mide en gramos por cada 100 gramos de alimento. Hay una tabla a partir de la cual, X gramos de grasa en cada 100 gr de alimento implica Y puntos. Así para cada una de las características no deseables. Por otro lado, se dan puntos según los gramos de fruta y verdura, legumbres, frutos secos, aceite de colza, nueces y oliva, fibra y proteína (características consideradas saludables o deseables)
La idea en general, con algunas particularidades, es que, a los puntos obtenidos en el cómputo de poco saludables, se le restan los puntos obtenidos en la categoría de saludable. El resultado establece el color y letra para el producto
El algoritmo no considera otros aspectos como los aditivos alimentarios que pueda contener un producto, o beneficios adicionales que un determinado componente de un alimento pueda tener, como por ejemplo, contenido en grasas saludables.
¿Es realmente representativo de la calidad nutricional del producto?
Tal y como está confeccionado el algoritmo, actualmente la grasa está mucho más penalizada que el azúcar. Así, cada gramo de grasa equivale a un punto, en cambio para el azúcar son necesarios 4,5 g por cada porción de 100 g producto para obtener un punto. Esta desproporción hace que el sistema sea muy permisivo con los productos ricos en azúcar y muy restrictivo con la grasa, cosa que no está en línea con los últimos avances de la ciencia dietética.
El funcionamiento del algoritmo del Nutriscore hace que sean posibles situaciones que podemos clasificar como peculiares. Por ejemplo, que unos cereales de desayuno destinado a los niños que están constituidos en una 1⁄4 parte de azúcar, obtengan la clasificación B. Lo mismo pasa con algunos batidos, también destinados al público infantil que, a pesar de dar 20 gr de azúcar en un tetrabrik de 200 ml, obtienen la clasificación B. Por el contrario, salmón marinado envasado o unas sardinas en aceite de oliva, cuyas características nutricionales son bien conocidas y bien valoradas, obtienen la clasificación C.
¿Es útil nutriscore?
A pesar de los comentarios anteriores que ponen de manifiesto carencias del sistema de Nutriscore, lo cierto es que este puede ser útil para comparar diferentes productos dentro de una misma categoría, por ejemplo, yogures, diferentes pizzas congeladas… Aunque este no era el objetivo inicial, ya que, si fuera así, existirían, por ejemplo, grasas con diferentes categorías a fin de poder discernir cual es la mejor.
Este sistema no ayuda a tomar buenas decisiones más allá de escoger la mejor galleta, puesto que no es útil para comparar dos tipos de desayuno: una tortilla de atún contra un bol de cereales azucarados, y en realidad, es de este tipo de decisiones de las que depende la salud.
Francia es el país que más tiempo lleva con este sistema, y acaban de publicar (febrero 2021) una evaluación de su uso después de tres años. De esta publicación se desprende que un 94% de los franceses se han declarado favorables al uso del Nutriscore y un 57% de los encuestados declaran haber cambiado al menos una costumbre de consumo.
Concluyen en este análisis, que el Nutriscore es un instrumento útil y eficaz para ayudar a los consumidores, incluyendo personas con un débil nivel de estudios, a identificar y comparar la composición nutricional de los alimentos, lo que permitiría reducir desigualdades sociales.
Sin embargo, otro estudio publicado en la Bristish Dietetic Association en 2020 analiza la efectividad de diferentes tipos de etiquetados y logotipos nutricionales, centrándose en el efecto que causan el consumo y compra de productos. Al hacer el estudio estadístico de los datos se desprende que al aplicar el etiquetado se produjo una reducción media de 2 kcal por cada 100 gr de producto. O si hablamos de cantidad de azúcar, se redujo 0,4 g de azúcar por cada 100 gr de producto, o 0,15 gr de grasa saturada por cada 100 gr de alimento. En los tres casos, las correcciones obtenidas son más que escasas. En resumen, los etiquetados nutricionales estudiados no han conseguido su cometido.
Nutriscore y el aceite de oliva
Recientemente se ha hablado mucho del Nutriscore en relación con productos estrella de la dieta española como son el aceite de oliva y el jamón de bellota, dado que la clasificación que obtienen en el Nutriscore estos productos es muy pobre, a pesar de ser conocido su alto valor nutricional. A consecuencia del debate el ministro de sanidad ha declarado que el aceite de oliva estará exento de llevar el Nutriscore en su etiqueta.
Esta decisión pone de manifiesto que el Nutriscore no es un instrumento imparcial y universal. Esto también queda demostrado por el hecho de que los quesos son tratados de forma diferentes a cualquier otro producto alimentario.
Conclusiones
Nutriscore podría ser una buena herramienta, puesto que es fácil y rápida de interpretar por cualquier usuario independientemente de su nivel de conocimientos, sin embargo, no refleja bien las características nutricionales de los productos, que en realidad era el objetivo prioritario.
Cabe esperar que el recientemente organismo de la Unión Europea creado para la unificación y seguimiento de la implantación del Nutriscore, tenga a bien mejorar el algoritmo para corregir los déficits descritos.