
Soy una persona terriblemente afortunada, un auténtico privilegiado. Parte de esa dicha viene por haber tenido, y tener, la posibilidad de viajar y ver otras partes del mundo, otras culturas y fórmulas sociales dispares, en algunos casos, a la mía propia.
Mis últimos viajes como artista me llevaron a Arabia Saudí, un país por todos conocido y no precisamente porque se aireen sus mejores o más cordiales costumbres. Los medios ya se encargan de mostrar con descaro, aunque no por ello con poco acierto, su desagrado hacia aquel régimen, considerado absolutista y represivo. En este caso, la forma que occidente tiene de ayudar, liberar y democratizar a ese pueblo pasa por vender armas y conseguir tratados que nos garanticen un acceso seguro al petróleo. Curioso cuanto menos.
Pero lo que no nos enseñan, al menos no con ese mismo ánimo crítico, es el grado de occidentalización que, al igual que otros tantos a lo largo y ancho del globo, han sufrido aquellos países. Todo era enorme: edificios fastuosos, avenidas de seis carriles para cada sentido, luces de neón por todas partes, comercios abiertos 24/7, coches excesivos, camisetas del Barça o del Real Madrid… lujo a todo tren. Aunque no para los miles de trabajadores filipinos, chinos y paquistaníes, entre otros, que se veían por todas partes, cuentan que la mayoría en condiciones más que dudosas.
Dudas Razonables
En este escenario el choque culturas es más que una obviedad. Y no puedo evitar plantearme las siguientes preguntas:
- ¿Qué es y qué conlleva occidentalizar?
- ¿La economía lleva implícita una buena implantación y uso de la democracia?
- ¿Ha liberado, o está liberando, realmente el sistema capitalista liberal a aquellos pueblos en los que ya se ha instaurado?
- ¿Democracia significa únicamente poder hacer un libre uso y abuso de los recursos materiales y de las personas por parte de aquellos que poseen el capital?
- ¿Es ésa la libertad que perseguimos y queremos legar?
¿Qué Interés Tiene el Capital en la Democracia?
Me dio la impresión, y por eso siempre me puedo equivocar, de que en Riad a McDonald’s, KFC, BK, Zara, Pizza Hut… poco les importaba que las mujeres vean arrancados sus derechos por el simple hecho de ser mujer. Tampoco vi que a Tous, H&M, Toys’r’us, Bentley… clamaran porque esas inocentes niñas dentro de poco podrían ser desposadas contra su voluntad o porque aquellos niños pronto aprenderían cómo adoctrinar a sus esposas a golpe de vara. Lamento decir que no vi nada de todo eso. Quizá me cegó el brillo de tanta opulencia.
Lo que sí ven todas esas grandes empresas occidentales es el crudo que derrochan aquellos países. Huelen, olemos, el dinero. Curioso es que la exquisita moral democrática de estas entidades y de los gobiernos de los países libres que representan no choque con la falta de libertades sociales, entre otras. Llamativo es, también, que antes que ofrecerte libertad allí se te brinde la oportunidad de un genuino take away americano… extra de keptchup. Toma libertad de la buena; repite si quieres.
El Ejemplo del Buen Ejemplo
Tampoco puedo evitar relacionar opulencia con despilfarro y postureo. Máxime cuando nuestro planeta está, o estará en breve, en grave crisis de recursos materiales básicos. Estas prominentes culturas, tan dispares antaño en forma y contenido, se han empeñado en darnos en las narices con los delirios de grandeza que provoca tener algunas de las mayores reservas de oro negro del mundo bajo sus reales traseros. ¿Y por qué? Porque lo han visto en nosotros, occidente. Y, sobre todo, porque pueden.
Si estos países, en su curiosa forma de modernizarse, se asoman a occidente para tomar ejemplo, y parece ser que eso es más así que menos… ¿tiene occidente algún tipo de responsabilidad sobre los mensajes que manda y sus consecuencias globales?
Y si occidente fuera, hubiera sido o quisiera ser, paradigma en nuevas tecnologías y cuidado del medio ambiente, implementando recursos y medidas para salvar nuestro ya muy tocado hogar planetario común… ¿hubieran hecho lo mismo estos países pero a lo bestia? Me divierte pensar en dos súper empresarios árabes confabulando para luchar contra la polución de los océanos sólo para alardear ante los occidentales. Sería demasiado bonito, ¿verdad?
¿Pequeño o Gigante?… Tú Eliges
Lo que sí veo siempre en todo lugar que visito y que recibe, en mayor o menor medida, las influencias del capitalismo liberal es que los individuos se sienten cada vez más pequeños y desorientados. Puede que tanta luz histriónica y tanto anuncio en las películas nos afecte a todos.
El capital todo lo puede y se encarga de demostrarlo. El ser humano se está doblegando ante él. Es una pena que dejemos que algo tan insignificante nos mantenga tan alejados y, al tiempo, tan enfrentados. Sustentamos con nuestro trabajo y nuestros derechos a una élite económica que sólo persigue un mayor beneficio; entregamos dócilmente y por un salario irrisorio nuestro poder y destino. Gratuitamente nos despojamos de todo valor, siendo que no hay templo más sagrado que nuestro propio ser.
Pero, todas esas grandes estructuras se erigen utilizándonos a nosotros como material de construcción. Su riqueza es nuestro sudor, su grandeza nuestros hombros. Apenas quitando algunas piezas clave todo su sistema podría colapsar y desmoronarse; sin violencia, del mismo modo una leve brisa puede hacer caer el mayor de los castillos de naipes.
¿Qué quieres? ¿Qué necesitas? ¿Qué valor te has puesto? ¿Qué precio has pagado por tus sueños? ¿Te sientes realmente libre? ¿Hacemos algo? Dime que sí y sonríe… un abrazo ya está de camino.