
Origen idilico
Los 5 ritos tibetanos, vieron la luz en Occidente por primera vez en 1939, en un libro llamado The Five Rites of Rejuvenation publicado por Peter Kelder.
En este libro, Peter cuenta que un ex oficial del ejército británico le enseñó los ritos que, unos lamas tibetanos le habían enseñado en un monasterio en los Himalayas.
A continuación, vamos a ver que tienen de especial los 5 ritos tibetanos, y por qué nos puede ir bien adoptarlos a nuestras rutinas diarias.
Efectos de los 5 ritos tibetanos
Estos son efectos positivos que la práctica de estos ritos tibetanos tendrá sobre nuestro cuerpo:
- Activan el metabolismo.
- Estimulan los 7 chakras.
- Mejoran las digestiones.
- Estimulan las glándulas del sistema endocrino.
- Mejoran la flexibilidad.
- Movilizan todas las articulaciones.
- Promueven la relajación, longevidad y bienestar.
- Refuerzan el sistema cardiovascular.
Como hacer los 5 ritos tibetanos
Si sigues las instrucciones practicar los 5 ritos tibetanos no te resultará en absoluto difícil. Recuerda que lo más importante tomar la decisión y ser constate.
- Es muy importante realizar estos ejercicios sin someternos a tensiones excesivas, ni forzar las articulaciones, ni forzar musculaturas muy tensas.
- Es normal que al principio cueste realizar los ejercicios, pero si se practican debidamente y con regularidad, a la larga ayudarán a obtener una mejor movilidad general.
- Sincronizar los movimientos de cada ejercicio con la inspiración y exhalación de nuestra respiración. Opcionalmente, aguantar la respiración unos segundos entre las secuencias de cada movimiento.
- En caso de padecer cualquier lesión, consultar con un fisioterapeuta antes de hacer los ejercicios.
- Hacer un máximo de 21 repeticiones de cada rito, pero empezar paulatinamente según nuestra condición.
- Seguir los múltiplos de 3 para progresar en nuestra práctica: 3-6-9-12-15-18-21.
- Si de antemano, cerramos los ojos y visualizamos los ejercicios, ya empezaremos a sentir físicamente los beneficios que esta práctica nos aportará.
Primer ejercicio. Rotaciones
- Juntar las manos en frente del corazón, cerrar los ojos y tomar consciencia de nuestro cuerpo y alrededores.
- Abrir los brazos 90 grados al lado del tronco, para formar una T, sin tensión en los hombros.
- Separar las piernas a la altura de la cadera.
- Dar las vueltas convenientes en el sentido de las agujas del reloj. Como si fuéramos un derviche.
- Después de este ejercicio, la cabeza nos va a dar vueltas, así que, si es necesario, poner de rodillas en el suelo, cerrar los ojos y flexionar hacia adelante con la cabeza apoyada en el suelo, en posición de reposo.
Segundo ejercicio. Levantar las piernas
- Tumbarnos en el suelo boca arriba.
- Al inhalar, levantar las piernas completamente estiradas y juntas (en la medida que nuestra flexibilidad nos lo permita), 90 grados.
- Simultáneamente levantaremos la cabeza del suelo, sin crear tensión innecesaria en el cuello.
- Al exhalar, bajaremos las piernas y la cabeza.
Tercer ejercicio. La mesa
- Ponerse de rodillas con el tronco recto. Poner una toalla debajo de las rodillas, en caso de que esta posición sea dolorosa.
- Colocar las manos detrás de los glúteos.
- Inhalar y arquear la espalda, acompañando el movimiento con la cabeza, sin forzar ni sin que llegue a ser doloroso en las lumbares.
- Exhalar y enderezar la espalda nuevamente y ligeramente flexionar hacia adelante como si quisiéramos mirarnos el ombligo, sin poner tensión en el cuello. Mover la cadera para atrás para realizar esta parte del ejercicio; como si fuera la bisagra de una puerta.
- Descansar con el tronco flexionado hacia adelante y la cabeza apoyada en el suelo.
Cuarto ejercicio. Arquear la espalda
- Sentarnos en el suelo con el tronco recto, y la cabeza ligeramente flexionada hacia adelante sin poner tensión en el cuello, como si quisiéramos tocar la barbilla. Las piernas van estiradas hacia adelante.
- Situar los brazos al lado de las caderas, con las manos mirando hacia los pies.
- Al inhalar, mover las rodillas hacia adelante para levantar la cadera hacia el techo, en la medida que nuestra flexibilidad nos lo permita, sin forzar ni las lumbares ni los hombros. Simultáneamente, mover la cabeza hacia atrás.
- Al exhalar, regresar a la posición inicial
Quinto ejercicio. La v invertida
- Flexionar el tronco hacia adelante con los brazos estirados y situar las manos abiertas a la altura de los hombros en el suelo, como si quisiéramos hacer una V invertida.
- Las piernas tienen que estar estiradas y abiertas a la altura de las caderas (en la medida que nuestra flexibilidad nos lo permita) y tienen que formar un ángulo de 90 grados en relación con el tronco.
- Con las piernas todavía estiradas, al inhalar, mover la cadera hacia el suelo y arquear la espalda. La cabeza acompaña al movimiento y se arquea para atrás, sin forzar el cuello.
- Exhalar y regresar a la V invertida.
Al finalizar los 5 ritos tibetanos, estirarnos en el suelo, cerrar los ojos y sentir la calidad de la energía de nuestro cuerpo.
Si cada día nos limpiamos los dientes, porque sabemos que si no lo hacemos vamos a tener que ir al dentista, entonces, ¿por qué no encontramos la motivación diaria para practicar los 5 ritos tibetanos?
Este video os ayudará a aprender las 5 ritos tibetanos.
¡Ánimos para todos para encontrar la motivación!
Bibliografía recomendada: The Five Tibetans: Five Dynamic Exercises for Health, Energy, and Personal Power. Autor: Christopher S. Kilham