
Antes de entrar en materia…
Cuando hablamos del impacto de algo tan importante como es la publicidad alimentaria en niños y adolescentes, hemos de tomar de referencia algunos datos relevantes. Gaceta Sanitaria ya publicó en 2016 un estudio donde reflejaba que de un total de 416 anuncios de alimentos procesados y bebidas no alcohólicas, casi un 43% estaba destinado al público infantil, y casi el 54% eran artículos calificados como “no saludables”.
El público objetivo, franjas horarias y Medios de Comunicación
Es importante que entendamos que el neuromarketing, del que a veces hemos hablado aquí, sabe perfectamente a quién dirigirse. Siguiendo con datos de la Gaceta Sanitaria, la mayoría de estos productos “no saludables”, tienen como objetivo llegar al público infantil y adolescente. Y conoce las horas del día, los programas más vistos de la tele y los canales más populares. Mientras que en menores ratios, pretenden llegar a la población adulta. ¿Por y para qué?
Imagen de marca-éxito social y fidelización de consumo
Es sabido que en las edades infantiles y adolescentes es cuando se forjan y se empiezan a consolidar la mayoría de los hábitos nutricionales, que luego serán los que permanezcan en edad adulta. Pero además, son edades muy sensibles donde los mensajes pueden “calar” mucho.
Por ello, si nos fijamos, la publicidad de este tipo de productos suele lanzar mensajes del tipo: “Si comes X, serás popular, fuerte, querido…”. “Si bebes Y, serás elegante, exitoso…” Todo son mensajes cortos y directos. Muchos de ellos subliminares, llenos de imágenes de gente pasándoselo genial entre risas. Pero con la única finalidad de crearte la necesidad de comprar y consumir ese artículo, porque sólo así lograrás dicha felicidad.
¿Cómo nos impacta y qué consecuencias puede tener?
La OMS lleva tiempo advirtiendo e instando a los Estados a regular este tipo de publicidad alimentaria. Dado que, educar en materia de prevención y promoción de la salud es clave para evitar o revertir patologías o trastornos relacionados con una mala alimentación.
También hemos comentado otras veces los altos índices de obesidad mundial, y con especial preocupación, en edades muy tempranas. Algo que va muy vinculado al consumo de este tipo de productos, cargados de grasas trans, azúcares, sal, etc. Pero sin olvidar también otro factor importante. El cómo les afectan los mensajes publicitarios a su imagen corporal y a su relación con los demás.
¿Está regulada esta publicidad?
El Comidista, publicó en marzo de este año que, en 2005, surgió el código PAOS (Código de Corregulación de la Publicidad de Alimentos y Bebidas dirigidas a Menores, Prevención de la Obesidad y Salud). Pero no es una Ley, sino un Código gestionado por el Ministerio de Sanidad y Consumo, que surge para controlar los contenidos publicitarios dirigidos a público infantil y adolescente. ¿Y dónde está el problema? La cuestión es que también interviene parte de la federación de alimentos y bebidas. Y si añadimos más “actores”, en 2009 se unieron algunos operadores de televisión. Todos con el fin de “gestionar y regular algo que no lo está”.
¿Han dado sus frutos estas buenas intenciones?
Pues lo dejamos a vuestras conclusiones, pero desde entonces, parece que han habido muy pocas (por no decir ninguna, que conozcamos) multas o sanciones en beneficio de regular la publicidad alimentaria para niños y adolescentes. Como decíamos, sigue sin haber una Ley Estatal clara y rotunda que sea de obligado cumplimiento, y de momento, todo se somete al “buen hacer” del Ministerio de Sanidad y Consumo, de las marcas de alimentación adheridas y de algunos medios de comunicación.
Pero no todo está perdido…
Este mismo año, la Comunidad Valenciana aprobaba la primera Ley de Derechos y Garantías de la Infancia y la Adolescencia, donde el artículo 35 de dicha Ley, abarca y regula explícitamente este tipo de publicidad en niños y adolescentes. Un pequeño gran paso, fruto de la campaña “Defiéndeme”, impulsada por asociaciones como Justicia Alimentaria, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, etc…
¿Qué más podemos hacer “desde casa”?
Como siempre decimos, la pedagogía es imprescindible. Es importante que comprendamos la importancia de predicar con el ejemplo en casa, para que los más pequeños se forjen unos hábitos saludables para toda la vida. Ningún alimento puede asociarse a éxito o fracaso. Ningún alimento nos va hacer sentirnos más queridos o menos. Aceptarnos y valorarnos por lo que somos, es el mejor “alimento” posible para nuestra autoestima. Y no lo vamos a encontrar tras una pantalla de televisión.
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