
La boca comunica nuestro interior con el exterior, es la puerta de entrada para todo lo que nos nutre, nos permite hablar, comunicarnos y demostrar afecto.
Siendo la entrada, es inevitable que haya microorganismos en ella. Así se forma un ecosistema complejísimo donde los microorganismos que lo habitan interaccionan entre ellos y con el huésped.
Para hacernos una idea, en un mililitro de saliva podemos encontrar entre 100 y mil millones de bacterias flotando libres. Tenemos microorganismos en la superficie de la lengua, en las encías, entre los dientes o sobre ellos, en la saliva. Los hay en todos los rincones de la boca.
¿Cómo es la microbiota oral?
En una boca sana podemos encontrar entre 150 y 300 especies de bacterias diferentes, aunque analizando la población podemos encontrar hasta 1000. De hecho, únicamente alrededor de un 50% de estas especies bacterianas tienen nombre, de la mayoría de ellas sólo conocemos su material genético.
Pero no encontramos únicamente bacterias, en la boca, compartiendo espacio también hay:
- Arqueas (microorganismos semejantes a las bacterias).
- CPR (bacterias ultra pequeñas, simbiontes de otras bacterias).
- Virus; se estima que hay entre 1500 y 2000 virus diferentes, algunos son patógenos, pero otros muchos son bacteriófagos, es decir, virus que infectan sólo bacterias.
- Hongos, como por ejemplo la cándida.
- Protozoos.
Todos estos microorganismos tienen una organización en el espacio de la boca. No se distribuyen uniformemente por cualquier superficie. El Streptococcus es la bacteria mayoritaria, pero en cada zona de la cavidad oral está acompañada de diferentes especies.
Dentro de cada zona, los microorganismos distribuyen el espacio de forma particular, unos más cerca de la mucosa o de la superficie, y conforme nos alejamos de ella y cambian las condiciones, van apareciendo otras especies.
Estos organismos están íntimamente relacionados de distintas maneras. Así, por ejemplo, algunas bacterias segregan proteínas que sirven a otras para mantenerse unidas (biofilm). O producen unos metabolitos que serán utilizados por otras bacterias como fuente de energía o alimento.
¿Cuáles son sus funciones?
- Mantener a raya a los patógenos:
- Tener una microbiota oral sana limita el espacio disponible para que microorganismos patógenos puedan alojarse y reproducirse hasta hacernos daño. De manera semejante, la microbiota sana consume recursos, dejando menos disponibles para los patógenos.
- Algunas de las bacterias producen biocinas; moléculas que tienen actividad contra otros microorganismos. Como por ejemplo la bacteria pseudomonas produce el compuesto llamado AHLs que mata los filamentos de Cándida.
- Ayuda al sistema inmune a tener una actividad adecuada:
- Los microorganismos presentes en la boca sana se comunican con el huésped, sobre todo con el sistema inmune, disminuyendo la inflamación, lo que se llama regulación a la baja de la respuesta inflamatoria Un ejemplo de esto es lo que hacen algunas especies del género lactobacillus, que producen un compuesto neuroactivo cuyo efecto es antiinflamatorio.
- Colaboran el metabolismo de los alimentos.
- Mantienen la salud de las mucosas.
¿Qué altera la microbiota provocando disbiosis?
Cuando una microbiota está en equilibrio saludable, decimos que está en eubiosis. Si por el contrario se desequilibra y tiene efectos nocivos para el huésped, está en disbiosis.
En general los factores que producen disbiosis en la microbiota intestinal también producen disbiosis oral (estrés, dieta, factores genéticos, hábitos, contaminación ambiental, fármacos…) pero hay algunos que tienen un efecto más específico en la boca.
- La respiración por la boca hace que se reseque y se cambien las condiciones de crecimiento de las bacterias. La respiración, en general, debería ser siempre nasal.
- Uso de antibióticos y colutorios orales.
- Agua potable: Se ha observado que la microbiota oral puede ser diferente en función del zona y de la calidad del agua potable que se suministra (agua fluorada, o clorada).
- Endodoncias, ortodoncias y prótesis tienen gran influencia.
- El estado hormonal, sobre todo en las mujeres. Hay que prestar una atención especial a la salud oral en las épocas de grandes cambios hormonales; la pubertad, embarazos y menopausia.
- Estrés: cuando estamos estresados la saliva que secretamos es diferente, menos fluida, condicionando la vida de los microorganismos.
- Fumar aumenta la proporción de bacterias problemáticas y disminuye la parte beneficiosa.
Disbiosis de la microbiota oral: caries y periodontitis
La disbiosis oral se puede manifestar de dos maneras, con tendencia a la caries o con tendencia a la periodontitis.
El tener una u otra va a depender de qué grupo de bacterias gane la batalla, y ello dependerá de las condiciones de la boca.
Si hay mucho azúcar en el ambiente bucal, predominarán las bacterias llamadas sacarolíticas (rompedoras de azúcares) que proporcionan a su vez un ambiente ácido (pH bajo, que degrada el esmalte dental) idóneo para el crecimiento de Streptococcus mutans, algunas especies en concreto de Lactobacillus (otras no) y Actinomyces. Todas estas bacterias son las causantes de la caries.
La enfermedad periodontal o periodontitis afecta al 30 % de la población en todo el mundo. Aparece cuando se favorece una acción proteolítica que se ve favorecida por algunas circunstancias como la falta de una higiene oral adecuada, el consumo de alcohol, fumar, predisposición genética, o ser diabético. Las bacterias más activas en la periodontitis son la Porphyromonas gingivalis, Prevotella, Fusobacterium nucleatum entre otras.
El crecimiento de estas bacterias provoca que se produzca una boca permeable, es decir que las bacterias de la boca o fragmentos de ellas pueden pasar a la circulación sistémica, produciendo inflamación crónica i endotoxemia.
Cada día producimos y tragamos entre 0,5 y 1,5 litros de saliva, cargada con las bacterias y otros microorganismos que forman la microbiota oral. En circunstancias normales el estómago, con su pH ácido que puede llegar a ser de 1, neutraliza la carga bacteriana.
Sin embargo, es bastante común que existan problemas de hipoclorhidria, con lo que este filtro deja de ser efectivo, y la carga bacteriana llega al intestino, donde puede modificar la microbiota intestinal y alterar el funcionamiento del sistema inmune ocasionando problemas de salud de forma sistémica.
Cada vez hay más evidencia de que la enfermedad periodontal es un factor importantísimo en enfermedades de otras partes del cuerpo, como, por ejemplo:
- Enfermedades cardiovasculares: aterosclerosis, infartos de miocardio o endocarditis.
- Neumonías o infecciones respiratorias, fibrosis quística.
- Insuficiencia renal crónica.
- Alzheimer, formación de placas amiloide.
- Fibrosis hepática y Hígado graso no alcohólico.
- Diabetes, resistencia a la insulina.
- Nacimientos con poco peso y problemas de fertilidad.
- Artritis reumatoide y osteoporosis.
- Cáncer de páncreas, de esófago, colorrectal y de boca.
- Psoriasis y otras enfermedades autoinmunes.
Si una persona tiene una de estas patologías, es importante que se trate la boca.
Tener una boca sana es restar posibilidades de sufrir alguna de estas enfermedades.
Como muestra de la relación entre la microbiota oral, la salud oral y la salud general, se ha publicado un estudio recientemente donde se relaciona una microbiota oral alterada con una reducción de los beneficios cardiovasculares del deporte.
¿Cómo podemos actuar para mejorar nuestra microbiota oral?
Cierto que existe una predisposición genética, sin embargo, está en nuestras manos impedir o que esta predisposición se manifieste. Para ello podemos llevar a cabo o evitar ciertas acciones, además de las recomendaciones generales de llevar una vida físicamente activa, con una dieta antiinflamatoria y con control del estrés
- Disminuir la frecuencia de las comidas: Cada vez que comemos baja el pH de la boca. Y como hemos visto, esto es dar facilidades a las bacterias responsables de la caries. Por lo tanto, debemos evitar comer a todas horas.
- Evitar consumir productos alimenticios ultra procesados. Algunos de los ingredientes de uso común en los alimentos ultraprocesados como los emulsionantes o edulcorantes, tienen la capacidad de interferir en la microbiota de forma directa.
- Incluir en la dieta alimentos como la remolacha, las espinacas y las coles. Son beneficiosas en general, pero en boca proporciona nitratos y polifenoles que son alimento específico para la microbiota saludable y una vez procesados por las bacterias tienen efectos vasculares y metabólicos beneficiosos.
- Evitar el uso de enjuagues comerciales de forma cotidiana. Deberían ser usados únicamente en el caso de que el odontólogo le recomendará ante un caso en concreto. Su uso sistemático puede provocar un aumento de la tensión arterial y pulmonar, debido a la eliminación de bacterias reductoras de nitratos
- No fumar. Fumar altera las capacidades del sistema inmune para reaccionar ante amenazas, al mismo tiempo que altera las condiciones ambientales favoreciendo el crecimiento de patógenos
- Llevar una correcta higiene bucal, para ello es necesario el uso del cepillo de dientes después de cada comida, mejor con una pasta de dientes que no contenga flúor. Usar seda dental o cepillos interdentales. También es aconsejable el oil pulling que es una técnica originaria del ayurveda que consiste en enjuagues con aceite de coco y de sésamo (o de oliva) durante unos 5 minutos.
- Tomar probióticos específicos para la zona oral cuando sigamos tratamientos odontológicos.
- Acudir al dentista para revisiones periódicas y siempre que aparezca una caries o sangren las encías.