
¿Ganador o Perdedor?
Todos somos extremadamente afortunados por estar vivos. Siendo así, la primera etapa de nuestra evolución ya ha comenzado con el mayor de los éxitos posibles: el de la propia vida. Y este simple hecho nos hace ser ganador, ser ganadores a todos.
Pero si deseamos continuar colmando nuestras vidas de grandes alegrías deberemos entender que esto, algo que todos anhelamos, sólo puede darse desde unas actitudes determinadas, tales como el positivismo, la curiosidad y la auto-superación.
Positivismo, curiosidad, auto-superación… si aprendemos a conjugar estas magníficas cualidades la vida no dejará nunca de devolvernos una magnífica sonrisa.
A pesar de nuestra gran fortuna, no todas las personas son capaces de demostrar la misma alegría de vivir. Tampoco son menos aquellas que, en su desorientación, se empeñan en depurar responsabilidades en terceros o, peor aún, sobre la vida misma.
Estas personas deben darse cuenta que no ganar no implica necesariamente perder y que no perder tampoco conlleva, sí o sí, ganar. Desde el punto de vista adecuado todo sumará sabiduría, conocimiento y bienestar a nuestras vidas.
Imagina que quieres robarle una sonrisa a alguien… ¿hay mejor forma que regalarle tú una en primer lugar? Si quieres que la vida te sonría no olvides poner una bonita sonrisa en tu rostro.
La vida es bella, se mire por dónde se mire. Sonriamos y aprovechemos al máximo esta grandiosa experiencia.
Las personas ávidas de vida suelen mostrar ciertas características comunes, a las cuáles, además, suelen atribuir el éxito de su éxito. Algunas de estas cualidades, que también nosotros podemos aprender a través de la práctica, son:
- Conciencia y Responsabilidad: conocer el porqué de nuestras motivaciones y aceptar las consecuencias de nuestros actos nos ayudará a orientarnos en futuras ocasiones.
- Constancia y Capacidad de esfuerzo: necesarios para perseverar y para mantenernos firmes en nuestros buenos e ineludibles propósitos de bienestar.
- Gran sentido del humor: imprescindible para seguir sonriendo, encajar y aprender aquellas lecciones más duras para nuestros torpes egos.
- Curiosidad e Imaginación: para seguir investigando sobre la vida y sobre nosotros mismos, para no perder la ilusión de descubrir todo con ojos nuevos y para ver oportunidades allí donde otros no pueden ver más que problemas.
- Grandes dosis de empatía: porque no estamos solos en la aventura de la vida y porque antes o después nos daremos cuenta de cuánto necesitamos a nuestros semejantes para conquistar nuestros propios éxitos personales.
Todo esto nos va a convertir en ganadores, porque ser ganador es vivir la vida con la mayor plenitud posible, compartiendo, aprendiendo y enseñando.
El éxito de un único individuo será algo que todos podremos celebrar
Uno de los mayores éxitos que, sin duda, podemos cosechar es aquél del bien común, adquiriendo la obligación de compartir nuestras alegrías con nuestros semejantes y de ayudar a aquellos menos afortunados a avanzar y sonreír de nuevo. Porque si yo tengo éxito allí donde tú fracasas… ¿no sería acaso el mío un triunfo a medias?
Seamos exigentes y atrevidos, aprendamos los unos de los otros, impulsémonos mutuamente y convirtámonos, porqué no, en la base del éxito de las personas que nos rodean. De este modo, la vida nos hará ganadores a todos… ¡no podemos perder!