Eje intestino cerebro, ¿cómo se comunican y relacionan?

¿Qué es el eje intestino cerebro? ¿Qué importancia tiene la relación entre ellos? Este artículo nos habla sobre la gran importancia de esta relación.

Eje intestino cerebro, ¿cómo se comunican y relacionan?
Sandra Garcia Andujar
Técnica superior en dietética holística. Coach de nutrición y entrenadora personal. Especialista en nutrición deportiva, vegetariana y control de peso.

Eje intestino cerebro: ¿Cómo se comunican?

Hemos escuchado mucho esto de “el intestino es nuestro segundo cerebro” y sabemos que es así, pero… ¿Por qué es tan importante el eje intestino cerebro?

En este artículo, vamos a explicar qué relación existe entre ellos, para así entender los desajustes que podemos encontrar tanto a nivel emocional (psíquicos) como a nivel digestivo (sistema digestivo).

Relación entre ambos sistemas

Tanto el cerebro como la microbiota, regulan el sistema inmunológico, endocrino y el metabolismo.

Se envían señales directas e indirectas a través del nervio vago, el sistema endocrino (neurotransmisores) y el sistema inmune (sustancias proinflamatorias).

A continuación, os detallo las tres razones más importantes:

  • El neurotransmisor más importante para el eje intestino cerebro:
    Este neurotransmisor se produce en un 90% en un intestino sano y es uno de los encargados de producir felicidad y bienestar. Cuando no se sintetiza de forma correcta, por una microbiota pobre, tenemos sentimientos contrarios que llegan al cerebro: Ansiedad por comer, negatividad, tristeza y depresión.
  • Estrés: un estado de estrés crónico (continuado, todo el día en tensión) recibido por el cerebro, afecta de forma directa en la microbiota. Se está estudiando el tratar el estrés mediante probióticos y dietas específicas.
  • La inflamación intestinal produce citoquinas proinflamatorias (sustancias) que se relacionan con enfermedades autoinmunes y mayor predisposición a sufrir trastornos de sueño, Alzheimer, Parkinson, esclerosis, autismo, etc…

Por tanto, al igual que cuidamos nuestra salud intestinal, que es muy importante, también lo es la salud mental. No sirve de nada una sin la otra, están comunicadas.

Cómo mantener una microbiota sana

Lo primero que tenemos que hacer es cambiar nuestra alimentación.

Debemos promover una alimentación “realfood”, es decir, basada en comida real. Alejar de nuestro día a día los ultraprocesados, que lo único que nos harán, es fomentar la permeabilidad intestinal, y así alterar nuestro sistema inmune, y por ende, el eje intestino cerebro comentado anteriormente.

Esto nos puede generar algunos problemas tales como:

  • Hinchazón abdominal.
  • Gases.
  • Estreñimiento o diarrea.
  • Alteraciones en los sistemas endocrinos (como por ejemplo una alteración en el eje hipotálamo-hipófisi-grandula tiroidea, y desarrollar un hipotiroidsmo o hipertiroidismo).

En conclusión, es muy importante llevar una alimentación lo más natural posible, para no tener problemas de salud.

Alimentos a potenciar para llevar una alimentación saludable

Estos alimentos nos ayudarán a cuidar el buen funcionamiento del eje intestino cerebro:

  • Frutas, verduras y hortalizas: esta debe ser nuestra base de alimentación
  • Proteína de calidad: huevos, carnes blancas magras (pollo, pavo, conejo), huevos ecológicos, carnes rojas (con limitación a 1 o 2 veces a la semana), pescado azul (2 o 3 veces a la semana), pescado blanco y legumbres.
  • Grasa saludable: aceite de oliva virgen extra, aguacate, aceite de coco virgen extra, frutos secos, semillas y pescado azul.
  • Carbohidratos complejos: cereales integrales y tuberculos (estos deben cocinarse al horno, enfriar en frigorífico y volver a calentar para obtener los beneficios de prebióticos – alimento para nuestra microbiota)
  • También podemos tomar lácteos de calidad, como yogures y kéfir ecológicos. Si los de vaca nos sientan mal, probar con los de oveja o cabra.

Alimentos o productos a evitar

Y evitar estos alimentos también beneficiará la buena conexión del eje intestino cerebro:

  • Todos aquellos que no vengan en su matriz: panes con harina refinadas, bollería industrial, patatas de bolsa, refrescos, lácteos procesados (flanes, tiramisú, natillas, etc.).
  • Zumos (aunque sean naturales, mejor evitar y tomar la fruta entera).
  • Alcohol.

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