
Cientos de empresas en toda Europa se están uniendo en asociaciones que promueven un movimiento emergente, con el objetivo de cambiar el sistema económico capitalista globalizado por el sistema socioeconómico de la economía del bien común. ¿Es posible cambiar valores empresariales tradicionales como el ánimo de lucro, la competencia y la individualidad por la cooperación, el respeto y el bien colectivo en un modelo económico alternativo?
¿En que se basa la economía del bien común?
Cuando pensamos en economía, tendemos a relacionar este concepto con el capitalismo más agresivo enfocado a la obtención del máximo beneficio mediante la máxima rentabilidad. Este tipo de economía se vincula a una riqueza individualista y sectorial que parece no tener en cuenta los métodos usados para su consecución. Un sistema poco cuidadoso con el entorno en el que se desarrolla, que en ocasiones perjudica al medio ambiente y fomenta condiciones laborales precarias.
En contraposición, la economía del bien común no persigue la obtención de beneficios económicos a cualquier precio, sino que promueve una visión empresarial fundamentada en algunos valores como el respeto por los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente, la igualdad de género, el beneficio común de la sociedad, el cooperativismo, la transparencia, etc.
Este modelo de socioeconomía ha sido impulsado por Christian Felber, economista austriaco y pretende substituir el sistema tradicional económico centrado en la competencia y el ánimo de lucro por otra economía que inspire confianza a la sociedad y tenga como finalidad alcanzar el bien común.
¿Cuándo y porqué nace el modelo de economía del bien común?
Según palabras del propio Christian Felber en una entrevista concedida al canal 33, en el programa «Singulars», un 88% de la población de Alemania y Austria desean la existencia de un nuevo modelo económico. Este movimiento social y empresarial surge de las consecuencias negativas de la crisis económica del 2008.
Para Felber, el modelo económico actual que ha provocado la burbuja inmobiliaria, está respaldado por las leyes comunitarias e internacionales y saca a relucir una serie de instintos intrínsecos del ser humano como la envidia, la desconfianza, la irresponsabilidad, el egoísmo, etc. En cambio, los hombres también cuentan con valores positivos en su genética, que son los que pretende fomentar la economía del bien común: la honestidad, el aprecio, la confianza, la responsabilidad, la solidaridad, la cooperación, compartir…
Muchas de las constituciones de los estados miembro europeos incluido España, cuentan en su texto con unos pilares que inculcan las actividades de crecimiento del bien común, por lo que este sistema socio económico pretende fundamentarse en las constituciones como base legal de su modelo.
¿Qué indicadores se valoran en la economía del bien común?
En el sistema económico convencional, se usa como indicador de riqueza el PIB (producto interior bruto) u otras cifras monetarias que reflejan los beneficios obtenidos. Por consiguiente, estos indicadores solo nos muestran un valor monetario que pretende medir el éxito empresarial pero quedan muy enmascarados los medios mediante los cuales se han obtenido estas ganancias.
En cambio, en las empresas que implantan la economía del bien común no solo buscan un beneficio económico, sino un prestigio social que se valora mediante indicadores que demuestren que sus productos no se han conseguido a través de la explotación de la mano de obra, que promueve un equilibrio ético y medioambiental, indicadores que midan las condiciones de sus trabajadores e incluso de sus proveedores, que garanticen que no han obtenido beneficios de países en guerra y que estas empresas contribuyen al bien colectivo y a la satisfacción de las necesidades básicas.
¿Cómo se implementa el sistema de la economía del bien común?
Aunque este modelo económico aún está en vías de desarrollo, C. Felber junto a un grupo de expertos están creando una propuesta de gestión y regulación para este tipo de empresas. Entre algunas de las ideas está la de incentivar económicamente con reducción de tasas e impuestos a los empresarios que cumplan los valores de este sistema socioeconómico.
En referencia a la información que los productos de la economía del bien común proporcionan en sus etiquetas a los consumidores, se plantea implantar un sello de reconocimiento, sistema parecido al de los productos ecológicos, veggie, sin gluten, etc. Todos ellos fácilmente identificables por un símbolo que certifica unas características específicas.
Conclusión
La economía del bien común pretende que el dinero sea el medio y no el fin con el cual conseguir unos objetivos empresariales. Persigue romper con creencias fuertemente arraigadas al capitalismo en las que el poderoso se come al débil, ideas que defienden que para crecer y hacerse grande es necesario dejar de lado la ética, la moralidad, los derechos humanos y la ecología.
Aunque este movimiento parece utópico, cada año crecen exponencialmente el número de empresas de muchos países que se inician es este sistema que se basa en el ser y no en el tener.
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