
Dolor de cabeza
Todo el mundo ha padecido alguna vez un dolor de cabeza. Es un malestar frecuente que de hecho no es en sí mismo una enfermedad sino una posible manifestación de un sin fin de desarreglos que comprenden desde un simple estreñimiento hasta alteraciones orgánicas más severas como la hipertensión o la hipotensión, procesos óseos, nerviosos y respiratorios, entre otros.
Es decir, que el inocente dolor de cabeza es un trastorno de origen muchas veces difuso e incierto, que de producirse frecuentemente o intensificarse resulta absolutamente necesario dirigirse a una exhausta inspección médica para investigar su causa.
El dolor de cabeza tiene frecuentemente su origen en la tensión nerviosa, son las llamadas cefaleas de tensión. Como su nombre indica, esta es producida por plagas muy extendidas en la sociedad del bienestar como la ansiedad, la depresión, la preocupación, todo aquello con lo que hacemos el paquete llamado «estrés».
Un estado de tensión mantenido produce una hipertonicidad de los músculos de la cabeza y cuello que al permanecer largo tiempo en contracción acaban produciendo dolor en las estructuras craneales. La manifestación de la cefalea de tensión es un dolor en forma de casco, con constricción en frente, golpe en la coronilla y presión en la zona de la parte baja de la cabeza y nuca (occipital).
Esta cefalea de tensión puede acompañarse de vértigos, taquicardia, anorexia e hiperventilación. Desde un punto de vista médico se acepta que cuando hay queja de dolor de cabeza durante un periodo de 1 año suele tratarse de cefaleas por tensión.
Cuando el dolor de cabeza tiende a ser crónico y se presenta junto a otros síntomas como fotofobia (molesta la luz), sonofobia (molesta el ruido), alteraciones en el humor, astenia o alteraciones intestinales se habla de ataques de migraña o jaqueca, que de producirse de forma recurrente es conveniente realizar la exploración que averigüe su causa.
Dolor de cabeza y alimentación
Dolor de cabeza y alimentación, ¿existe relación? Existe pues hay ciertos alimentos que pueden influir en que aparezca el molesto dolor de cabeza. Conviene conocer que alimentos son más aconsejables.
Dieta para el dolor de cabeza:
Es conveniente realizar un desayuno a base de muesli integral sin azúcar añadido o copos de cereales integrales con leche de almendras, de arroz o de avena con una manzana no ácida a dados.
A media mañana tomaremos un puñadito de almendras crudas o nueces como tentempié.
Al mediodía será de gran ayuda una ensalada variada sin alimentos de origen animal junto a un plato de arroz integral con un poco de aceite vegetal crudo y sésamo.
Cenaremos pronto para facilitar una correcta digestión a base de vegetales variados al horno o al vapor con pescado (no frito) De postre un vaso de kéfir o yogurt natural sin endulzar.
La dieta debe ser muy rica en:
- Aceites vegetales; sésamo, oliva, soja, girasol, lino, etc.
- Pescado blanco y azul.
- Ajo crudo.
- Cebolla cruda.
- Hortalizas crudas y al vapor.
- Frutas como la manzana y la pera.
- Lácteos fermentados como kéfir y yogurt.
¿Qué alimentos evitar?
Como hemos dicho existe una relación entre dolor de cabeza y alimentación, en el punto anterior se nos muestra la dieta más adecuada para evitar este problema, en este punto vamos a conocer que alimentos y sustancias debemos evitar para que no aparezca el temido dolor de cabeza:
- Las sustancias excitantes como el tabaco, el café, el té y el alcohol deben eliminarse totalmente mientras persista el dolor de cabeza (y a ser posible también después)
- Evitaremos el consumo de azúcares de absorción rápida como frutas muy dulces, bollería industrial, azúcar refinado, moreno y miel y zumos industriales o naturales. Este tipo de azúcares producen un pico muy elevado de glucemia que acompaña a su vez una sobreexcitación del sistema nervioso nada conveniente durante el dolor de cabeza.
- Prescindiremos de alimentos elaborados con trigo refinado como la harina blanca y todo lo elaborado a base de ella, pan, pizzas, etc.
- Eliminaremos el cacao y todo lo que contenga chocolate.
- El marisco y las grasas animales.
- Leche de vaca y quesos grasos.
- Los cítricos.
¡Importante!
No nos esforcemos en comer si no tenemos hambre, es muy bueno dejar reposar el metabolismo. Podemos tomar una infusión de espino blanco, azahar, tila y Maria Luisa realizada a partes iguales y endulzada con melaza de arroz y caldo vegetal calentito varias veces al día.
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