
¿Qué es la aterosclerosis?
La aterosclerosis consiste en la acumulación de placas de ateroma en el interior de las arterias con el consiguiente peligro que ello supone, puesto que las arterias son vasos sanguíneos que llevan sangre rica en oxígeno al corazón y si se obstruyen pueden causar la muerte.
Las placas de ateroma están formadas por moléculas de colesterol que se acumulan en la pared interna de las arterias.
Aunque existen factores genéticos que predisponen a la aparición precoz de aterosclerosis, pueden estar presentes otra serie de factores de riesgo cardiovasculares que pueden acelerar el desarrollo de las placas de ateroma, como son la presencia de diabetes, hipertensión arterial, obesidad, tabaquismo (reduce la flexibilidad de la pared de las arterias y los vasos sanguíneos), sedentarismo, alcoholismo, etc, las cuales contribuyen de una manera combinada a una rápida progresión de la aterosclerosis, por lo que un adecuado tratamiento nutricional, una buena dieta para la aterosclerosis será primordial para prevenir dicha patología.
Consumo de ácidos grasos y su relación con la aterosclerosis
Existen diversos estudios epidemiológicos que reflejan la estrecha relación entre el consumo de determinados tipos de ácidos grasos, los cuales si los incluimos en el tratamiento nutricional en aterosclerosis, disminuirán el riesgo de aparición de dicha enfermedad cardiovascular.
- Ácidos grasos saturados: la grasa saturada se encuentra formando parte de todos los alimentos de origen animal y de los aceites tropicales (coco, palma, nuez de karité..) y es el principal elemento de la dieta que se relaciona íntimamente con las concentraciones de colesterol LDL, también llamado colesterol “malo” y por extensión con la mortalidad por aterosclerosis.
Los ácidos grasos saturados principalmente implicados en la presencia de aterosclerosis son los ácidos grasos de cadena larga, los cuales producen un aumento del colesterol LDL y del colesterol total.
- Ácidos grasos trans: la mayor parte de los ácidos grasos trans se producen por el proceso químico de hidrogenación, es decir, se someten a procesos químicos para proporcionarles una mayor duración, palatabilidad y textura a determinados productos como galletas, pastelería industrial, etc, es decir, productos ultraprocesados cuyo consumo aumenta el riesgo de aparición de la aterosclerosis.
- Ácidos grasos monoinsaturados: el principal es el ácido graso oleico, presente en el aceite de oliva, de girasol, en los frutos secos, el aguacate, etc. Este tipo de ácido graso no ejerce ningún efecto sobre los lípidos plasmáticos, salvo que sustituya a una dieta rica en grasa saturada, en el que se pueden observar reducciones del colesterol LDL, por lo que por sí mismo, no tiene incidencia en el riesgo de sufrir aterosclerosis.
- Ácidos grasos poliinsaturados: los dos tipos principales son los ag omega-3 y los ag-omega- Los ag omega-3 tienen un efecto cardioprotector y antioxidante y se encuentran principalmente en alimentos como el lino, la chía, las nueces y el pescado azul. En cuanto a los ag omega-6 son proinflamatorios y compiten con los omega-3 por las mismas vías metabólicas, por lo que debemos consumir más del primero para evitar un mayor riesgo de sufrir aterosclerosis.
Para disminuir el riesgo de sufrir aterosclerosis debemos realizar un consumo más elevado tanto de ácidos grasos saturados de cadena corta y media, ácidos grasos monoinsaturados y ácidos grasos poliinsaturados, especialmente los ácidos grasos omega-3, los cuales tienen un efecto cardioprotector y antioxidante.
Estos ácidos grasos, deberemos incluirlos en el tratamiento nutricional en aterosclerosis en las proporciones adecuadas para un correcto aprovechamiento de los mismos.
Dieta para la aterosclerosis: tratamiento nutricional
Como en cualquier trastorno o patología, debemos individualizar dependiendo del paciente que tengamos delante y en dicha patología, será muy importante el tratamiento nutricional en aterosclerosis.
Una dieta para la aterosclerosis tiene que tener presente:
- Grasa: Debemos consumir un total de grasa en torno a un 30% de la energía diaria, es decir, un perfil de dieta normolipídica, pero respetando los porcentajes de cada tipo de grasa:
- Grasa saturada: <7% de la energía total de la dieta.
- Ácidos grasos trans: <2% de la energía total de la dieta (debemos evitar los ultraprocesados.
- Ácidos grasos monoinsaturados: 15-20% de la energía total de la dieta, fundamentalmente con predominio de los ácidos grasos omega-3, por su poder cardioprotector y antioxidante de radicales libres, los cuales se generan por la oxidación de las grasas, la cual es aumenta el riesgo de sufrir aterosclerosis.
- Hidratos de carbono: en la dieta para la aterosclerosis debemos potenciar hidratos de carbono complejos, ricos en fibra, cereales integrales, arroz, legumbres, frutas, verduras, etc.
Importante introducir fibra soluble, la cual contribuye a reducir el colesterol sérico, lo que será beneficioso para evitar la formación de posibles placas de ateroma y como consecuencia, la aparición de aterosclerosis.
Es muy importante que se eviten los azúcares simples: azúcar de mesa, bebidas azucaradas, bollería, dulces, etc. - Proteína:
Debe consistir en un 15-25% de la energía diaria, es decir, seguir una dieta normoproteica.
Potenciar el consumo de carnes magras, como aves, pescado blanco y azul, huevos, leche, yogur o quesos frescos.
Evitar el consumo de quesos curados, cuyo contenido graso es elevado.
La aterosclerosis requiere de un tratamiento nutricional específico, por lo que los pacientes con aterosclerosis deberán llevar una dieta basada en frutas, verduras y hortalizas, cereales integrales y proteína magra de calidad, grasa de calidad como el aceite de oliva virgen extra (AOVE), el aguacate, los frutos secos y las semillas, además de realizar actividad física y evitar alimentos y sustancias perjudiciales para nuestra salud como son los alimentos procesados, el tabaco, el alcohol, drogas, etc.
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