
¿Qué es la vitamina D?
La vitamina D es una vitamina liposoluble. Se la puede considerar hormona porque tiene un efecto similar y no se origina principalmente en la dieta, como es normal en las vitaminas. Nuestro cuerpo la produce y la almacena en el hígado y riñones, pero se encuentra inactiva. Necesita la radiación UV, radiación solar para estar activada en el organismo.
Las dos formas más importantes de vitamina D son:
- Vitamina D2 o ergocalciferol: alimentos de origen vegetal en muy pequeñas cantidades. Se utiliza en los suplementos.
- Vitamina D3 o colecalciferol: alimentos de origen animal. Se forma en el organismo cuando se expone a la radiación solar. Forma más efectiva y biodisponible.
¿Qué funciones tiene la vitamina D?
Su principal función es mantener las concentraciones normales de calcio y fósforo sérico mediante la regulación y la excreción. Su absorción se realiza en el intestino delgado para ser incorporado a los huesos.
Entre sus otras funciones encontramos:
- El metabolismo y el desarrollo de los huesos.
- El funcionamiento de los músculos, incluido el músculo cardíaco.
- Apoyar al sistema inmunitario y proteger los vasos sanguíneos.
- Es un medidor hipotenso y mantiene un microbioma intestinal
¿Cuáles son los grupos de riesgo?
Aunque hay grupos con mayor riesgo de padecer déficit de vitamina D, todos los humanos estamos expuestos a estos déficits por diferentes razones.
Entre las personas con mayor riesgo se encuentran:
- Personas encerradas en espacios cerrados y que al salir se cubren el cuerpo.
- Mujeres embarazadas, por tener mayor necesidad.
- Personas con la piel oscura porque producen menos vitamina D.
- Personas mayores, ya que la formación disminuye y necesitan más cantidad.
- Bebés lactantes, porque el contenido de vitamina D en la leche materna es bajo.
Déficit de vitamina D ¿por qué se produce?
Aunque nuestro cuerpo es capaz de absorber un 80% de vitamina D ingerida por la dieta, esta cantidad es insuficiente para cubrir nuestras necesidades. Solo se cubre el 10-20% de la cantidad necesaria diaria con la alimentación, solo con la dieta nos encontramos en déficit de vitamina D.
Nuestros antepasados se pasaban casi todo el día en el aire libre, trabajando, realizando las labores de la casa, labrando… expuestos a la radiación solar. Nuestra vida ha cambiado y cada vez permanecemos más tiempo en el interior de los edificios, recibiendo una cantidad de sol insuficiente. También por el uso de protectores solares, aunque se utilizan para proteger la piel en este caso es perjudicial. Con un protector solar de 30, la activación de vitamina D se reduce al 95%.
Algunos medicamentos interfieren en la síntesis de esta vitamina produciendo una mala absorción. La población cada vez está más medicada, lo que beneficia una enfermedad puede ser perjudicial en otro aspecto.
Síntomas
El déficit de vitamina D puede tener un impacto particularmente negativo en la salud de los huesos. La deficiencia de esta vitamina muy pocas veces se manifiesta con síntomas claros. Se puede tener un déficit de vitamina D y no darnos cuenta, es necesaria una analítica para poder detectarla. En niveles bajos es necesaria la suplementación.
Los principales síntomas son debilidad, fatiga, dolor muscular y óseo. En personas con deficiencia grave puede causar osteoporosis, osteoartritis, fracturas óseas y raquitismo en niños. El raquitismo en niños provoca cráneo blando, los huesos crecen de manera anómala y tardan más tiempo en moverse.
Puede estar asociado a otras enfermedades como hipertensión, enfermedad cardiaca, diabetes, depresión, pérdida capilar, enfermedades neurológicas, cáncer, tuberculosis y enfermedad renal crónica.
¿Cómo tratar el déficit de vitamina D?
Aunque vivimos en un país con muchas horas de sol, estas no son suficientes para obtener los niveles adecuados de vitamina D. La cantidad de suplementación dependerá de algunos factores como la edad, la necesidad nutricional y el factor de activación de la vitamina.
Un buen aporte de vitamina sería de 600-800 UI/día para niños adolescentes, postmenopausia y de 800-1000 UI/día para personas mayores y pacientes con problemas musculares u óseos.
Antes de la suplementación, debemos optar por tener una alimentación sana, equilibrada y un buen aporte de radiación solar. Como por ejemplo:
- Acompañar la dieta con alimentos ricos en vitamina D como el pescado azul, aceite hígado bacalao, lácteos, huevos, setas, aguacate y alimentos fortificados en vitamina D.
- Importante la exposición solar, entre 15-30 minutos al día, tanto en verano como en invierno. En los meses de invierno es más difícil, por la ausencia solar.
- La suplementación nos ayuda a llegar a los niveles necesarios que necesita el cuerpo. Es recomendable tomar 400 UI para los niños de hasta 12 meses, 600 UI para personas de 1 a 70 años y 800 UI para personas mayores de 70.
En niños es adecuado proponer 30 minutos/semana de exposición solar con pañal o 2 horas vestido o administrar 400 ui/día en bebés hasta los 6 meses y luego personalizar.
Tomar la cantidad diaria recomendada de vitamina D combinada con calcio reduce el riesgo de fracturas óseas como las de cadera en las personas con mayor riesgo.
¿Cómo afecta el Covid-19 con déficit de vitamina D?
Al realizar analíticas en personas que padecen Covid-19 se ha comprobado que en muchas de ellas había déficit de vitamina D. Al estar en déficit de vitamina D se pueden presentar alteraciones en el sistema inmune, produciendo dificultades para defenderse de las agresiones externas como el virus del Covid-19. Al estar por debajo de los requerimientos necesarios, se tienen más complicaciones graves y mayor porcentaje de mortalidad.
Los pacientes hospitalizados con Covid-19 con niveles óptimos de vitamina D, tenían un riesgo menor de padecer efectos adversos, incluyendo pérdida del conocimiento, hipoxia y muerte. Además, tenían niveles inflamatorios bajos y niveles más altos de linfocitos.
La administración de vitamina D (calciferol) a pacientes hospitalizados de COVID-19 reduce en gran medida el ingreso en UCI. La vitamina D contribuye a disminuir la dificultad respiratoria y de reducir la gravedad de la enfermedad. En personas ingresadas en el hospital, han presentado menos complicaciones y menor ingreso en UCI cuando se les ha administrado vitamina D.