Causas de la contaminación lumínica y consecuencias

Este artículo nos habla de cuales son las causas de La contaminación lumínica y las consecuencias negativas que de ella se derivan.

Causas de la contaminación lumínica y consecuencias
Juan José Sánchez Ortiz
Terapeuta físico, emocional y coach. Articulista experto en salud, ecología, desarrollo personal y ONGs en medios digitales e impresos. Periodista de investigación con trabajos referenciados en artículos, tesis de postgrado y doctorales.

¿Qué es la contaminación lumínica?

La contaminación lumínica es un efecto secundario de la luz artificial nocturna que se produce especialmente cuando es desaprovechada en intensidad, dirección, potencia u horarios innecesarios.

Esta mala gestión y diseño de la iluminación proyecta un halo lumínico reflejo que causa un disminución de la visibilidad del cielo, por eso en el campo vemos centenares de estrellas y en la ciudad unas pocas. Pero este problema también tiene consecuencias ambientales.

¿Cuáles son las causas de la contaminación lumínica?

Las causas de la contaminación lumínica son básicamente las comentadas antes, pero para entender a qué nos referimos cuando decimos luz desaprovechada pondremos un ejemplo simplista.

Cuando se ilumina un parque de noche se debe proyectar hacia las zonas de paso para ver el camino y dejando apreciar el encanto del lugar y no hacia las zonas ajardinadas donde no tienen ninguna función, además de no apagarse una vez cerrado el lugar.
El problema de la contaminación lumínica con la mala gestión y diseño del alumbrado abarca desde la utilización de proyectores y cañones láser, no tener horario de apagado de iluminaciones publicitarias, monumentales u ornamentales, etc..

Todo esto se produce de forma masiva en muchísimas partes del llamado primer mundo.

Consecuencias de la contaminación lumínica

Vistas las causas contaminación lumínica veamos cuales son las consecuencias negativas que de ella se derivan. Destacamos, principalmente estos cinco aspectos:

  • Derroche energético: Según estudios técnicos el derroche de luz con frecuencia supera el 25 %, pero no son raros los casos que superan el 50 %, como las farolas tipo globo. Pero eso sólo hace referencia al problema del diseño de la iluminación, luego hay que añadir lo que son carteles publicitarios, neones decorativos, etc. con lo que aumenta grandemente el derroche que tiene una consecuencia peor en el siguiente punto.
  • Emisiones de CO2: El derroche de luz y energía de la contaminación lumínica supone un aumento en el gasto de combustibles fósiles (derivados del petróleo), que son los que necesitan las centrales eléctricas para generar electricidad, que son las mayores contaminantes en CO2, gas causante, entre otras cosas, del acuciante problema del calentamiento global.
  • Deslumbramiento: El exceso de luz en determinadas zonas puede producir deslumbramientos a los conductores que empeoran su visibilidad y capacidad de reacción ante un imprevisto circulatorio, así como a los peatones dificultándoles la visión de obstáculos.
  • Consecuencias en la fauna: La contaminación lumínica también afecta negativamente a la fauna nocturna como ciertas aves. Por ejemplo, es el caso de las pardelas cuyas crías en su primer vuelo sufren desorientación y en muchos casos se estrellan, hiriéndose o muriendo.
  • Dificulta la visión del cielo estrellado: Esta consecuencia de la contaminación lumínica es especialmente peliaguda para los astrónomos. Pero en realidad es realmente lamentable para todos ya que cada vez más difícilmente podemos mirar una noche despejada para recrearnos en la belleza de un cielo estrellado en la noche.

¿Existen solucines?

Existen diferentes movimientos desde 1980 con propuestas para posibles soluciones a la contaminación lumínica. Las principales son:

  • Un planteamiento urbanístico pensado para que la iluminación se dirija sólo allí donde es necesaria, usando además farolas apantalladas con un haz luminoso que se dirija solamente hacia abajo.
  • Colocar lámparas de gran eficiencia energética y espectro poco contaminante y con la potencia adecuada a su uso.
  • Regular los niveles de luz en el suelo a los aconsejados por organismos como el Instituto Astrofísico de Canarias o la Comisión Internacional de Iluminación.
  • Instalar un regulador de los horarios de encendido y apagado de las iluminaciones ornamentales, monumentales y publicitarias.
  • La prohibición de cañones de luz o láser o cualquier proyector que envíe la luz hacia el cielo.

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