
El problema de la contaminación del agua dulce es conocido de antiguo.
Uno de los primeros testimonios históricos lo constituye el relato de las Sagradas Escrituras acerca de una de las diez plagas de Egipto, en la que se describe la transformación en “sangre” de las aguas del río Nilo, fenómeno debido a la contaminación biológica producida por microorganismos.
Con el incremento de la población y el surgimiento de la actividad industrial la contaminación de ríos, lagos e incluso aguas subterráneas aumenta constantemente. La contaminación causada por los efluentes domésticos e industriales, la deforestación y las prácticas del uso del suelo, está reduciendo notablemente la disponibilidad de agua utilizable.
La OMS y la contaminación del agua
La Organización Mundial de la Salud define la contaminación del agua dulce de la siguiente manera: “Debe considerarse que un agua está contaminada, cuando su composición o su estado están alterados de tal modo que ya no reúnen las condiciones de utilización a las que se hubiera destinado en su estado natural”.
De acuerdo a la definición que da la OMS debe considerarse, tanto las modificaciones de las propiedades físicas, químicas y biológicas del agua, como los cambios de temperatura provocados por emisiones de agua caliente.
No hemos de olvidar que el agua es un elemento fundamental para la vida y que interviene de forma directa en cada proceso relacionado con la preparación y manipulación de alimentos. De hecho, es el constituyente mayoritario de los mismos (70%-90%), siendo un medio idóneo donde pueden tener lugar múltiples reacciones químicas y proliferación de microorganismos.
Un elevado porcentaje de enfermedades infecciosas que sufre el ser humano, deriva del consumo directo de agua contaminada (no apta para su ingesta) y del consumo de alimentos que han sido procesados y/o manipulados con ella.
Por ello, las autoridades sanitarias obligan según normativas reguladoras, a todos aquellos establecimientos y actividades en los cuales se manipula alimentos, a que realicen un control exhaustivo a nivel químico y microbiológico de su calidad.
¿Quién es responsable de la contaminación del agua?
Siempre hay una contaminación natural del agua originada por restos animales, vegetales, minerales y sustancias gaseosas que se disuelven cuando los cuerpos de agua atraviesan diferentes terrenos, pero esta no podemos acusar a la naturaleza de seguir su ciclo natural.
Por lo tanto el responsable principal de la contaminación nuestro planeta somos los hombres, por medio de nuestras actividades.
- La contaminación del agua por la industria:es debida al uso que del agua se hace en los procesos industriales. Algunas industrias vierten aguas contaminadas a ríos y mares sin control.
- La contaminación del agua por la ganadería y la agricultura:debido a las explotaciones intensivas de ganado y a los abusos de abonos y pesticidas en la agricultura.
- La contaminación del agua por los usos domésticos y urbanos:esta es debida a las aguas residuales provenientes de usos domésticos y urbanos.
Controles para evitar la contaminación del agua en el consumo humano
Existen varios mecanismos de control para evaluar la contaminación del agua. Pero todos van enfocados a garantizar que sean aptas para el consumo humano. Así se establece en el Real Decreto 140/2003, donde además también vela por garantizar la salubridad de las instalaciones de suministro (desde la captación de agua hasta la salida del grifo del consumidor final).
¿Y qué características tiene el agua apta para consumo humano?
- Aquella que se utiliza (antes o después de un tratamiento) para beber, cocinar, preparar alimentos, higiene personal, fines domésticos, etc. con independencia de si es para suministro en redes públicas o privadas, cisternas, etc.
- La que se utiliza en la industria alimentaria para tratamiento, fabricación, conservación o comercialización de productos y/o sustancias destinadas al consumo humano. Así como la utilizada en la limpieza de superficies, objetos y materiales que puedan estar en contacto con los alimentos.
- También es aquella agua que forma parte de una actividad comercial o pública, al margen del volumen que se precise utilizar.
Precisamente, el Real Decreto citado indica en qué puntos deben aplicarse los criterios de calidad, siendo normalmente los más habituales: los grifos instalados más usados de locales y establecimientos públicos/privados y domicilios particulares.
Lógicamente, estas revisiones deben de ser periódicas con sistemas de autocontrol, donde los análisis de la calidad del agua son periódicos, y deben de realizarse al menos, una vez al año.
¿Qué miden estos controles del agua?
- Características organolépticas. Es decir, el olor, sabor, turbidez, color…
- Componentes químicos. Hablamos del PH, dureza, presencia de metales pesados, amonio, la concentración de biocida (normalmente, cloro), o el cloro libre residual y el cloro combinado y nitritos.
- Aspectos microbiológicos. Se trata de medir el recuento de aerobios a 22º de algunos microorganismos como Escheriquia Coli o Clostridium perfringens (incluyendo posibilidad de esporas).
¿Cuáles son los mayores riesgos del consumo de agua contaminada?
Aunque pueden haber riesgo de infecciones más o menos leves por el consumo de aguas contaminadas, la Legionelosis es la enfermedad infecciosa producida por la bacteria del género Legionella pneumophila que afecta al sistema pulmonar, produciendo neumonías de carácter más grave.
Sobre todo en épocas estivales, el microorganismo (debido a las altas temperaturas) crece y prolifera en el interior de sistemas de circulación del agua, de climatización, fuentes, etc. y es cuando se disemina más fácilmente en el ambiente a través de partículas de agua.
Su hábitat es sobre todo el agua estancada y en temperaturas de entre 35º-46ºC. Por ello, si en el interior de las tuberías quedan adheridas sustancias orgánicas o inorgánicas, la bacteria es capaz de fijarse y encontrar un lugar ideal para su proliferación. Formando así esas “películas viscosas” que tienen como una consistencia gelatinosa.
Es tan importante el análisis para la detección de Legionelosis en aguas contaminadas, que existe hasta un Real Decreto exclusivo que lo regula: RD 865/2003 del 4 julio. En él se estiman las medidas de prevención, mantenimiento y limpieza de instalaciones, así como protocolos de actuación en caso de hallarse algún posible foco de la bacteria patógena.
¿Qué instalaciones son las que hay que vigilar con especial precaución?
No todos los sistemas tienen el mismo grado de riesgo, pero sí hay unas clasificaciones mínimas a tener en cuenta:
- Instalaciones de alto riesgo: Torres de refrigeración, sistemas de agua caliente sanitaria con acumulador y circuitos de retorno, agua climatizada y recirculación a través de chorros de alta velocidad, spas, jacuzzis, piscinas, baños terapéuticos, hidromasajes, etc.
- Instalaciones de bajo riesgo: Tuberías y depósitos interiores de agua fría para el consumo humano y aguas calientes sanitarias sin circuito de retorno, humectadores, fuentes ornamentales, aspersores de medio urbano, etc.
- Instalaciones de riesgo en terapias respiratorias: Respiradores y nebulizadores y otros equipos médicos que puedan estar en contacto con las vías respiratorias.
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