
Broncearse sin peligro: Pros y contra de tomar el sol
El sol es un excelente antidepresivo natural, tiene propiedades bactericidas, aporta vitamina D que facilita la absorción del calcio y ayuda a tratar enfermedades como artrosis y reuma. Pero también puede resultar muy dañino para nuestra piel si no tomamos las debidas precauciones cuando buscamos un buen bronceado.
Una exposición prolongada a los rayos de sol reduce la respuesta inmunitaria del organismo, produce radicales libres responsables del envejecimiento celular y puede provocar lesiones en el ADN favoreciendo la aparición de melanomas o cáncer de piel.
Broncearse es conveniente pero con mucho cuidado y siguiendo los consejos que nos ofrece este artículo.
Los rayos ultravioletas
El bronceado es un mecanismo de respuesta de la piel frente a los rayos solares, para defenderse de los rayos ultravioletas la piel se pigmenta fabricando más melanina.
Los rayos UVB: son los responsables de las quemaduras solares, sobre todo las que se producen antes de los 20 años, del daño del ADN y del desarrollo del cáncer de piel.
Los rayos UVA: son acumulativos y causan envejecimiento prematuro de la piel, producen reacciones alérgicas, fotosensibilización y también pueden contribuir a la aparición de cáncer de piel.
La incidencia de los rayos solares varía de un lugar a otro. Por ejemplo, en la playa existe mayor riesgo de eritemas solares, debido al reflejo del sol sobre la arena y el agua, por ello es preciso utilizar un factor de protección más alto, al igual que en la montaña, pues a mayor altura los rayos ultravioletas tienen mayor poder irradiante.
Conocer el tipo de piel
Es preciso conocer bien el tipo de piel, ya que cada una reacciona de manera diferente a los rayos del sol, debido a su sensibilidad y la melanina que contenga.
El cuerpo tiene dos tipos de esta sustancia: la negra o eumelamina que protege y facilita el bronceado, y la roja o feomelanina que produce el efecto contrario.
Tipos de piel:
- Muy blanca: es una piel muy delicada que dificulta o impide el bronceado. Se quema con la mínima exposición por lo que es necesario protección total.
- Blanca: se broncea muy poco, es delicada y se quema con facilidad. Protección total.
- Clara: aunque se trata de una piel delicada el bronceado es progresivo. Protección alta.
- Tostada: se broncea con facilidad y no suele quemarse. Protección media.
- Morena: al ser una piel muy gruesa, conseguir un buen bronceado es muy fácil y casi nunca se quema. Protección media-baja.
Cuidado de labios y ojos
Es importante broncearse sin peligro y una parte del cuerpo que debemos proteger son los labios y los ojos. Veamos algunas recomendaciones:
- Los ojos son muy delicados y precisan de una buena protección sobre todo si se vive cerca del mar o en la montaña. Es de vital importancia utilizar gafas de sol que protejan de los rayos ultravioletas e infrarrojos. Según la normativa de la CE las gafas nunca deben cambiar la visión de los cuatro colores fundamentales (azul, rojo, amarillo y verde)
- Los labios también necesitan protección de las radiaciones solares, mantenerse hidratados y además prevenir la aparición de herpes labial muy frecuente en verano, debido a la bajada de las defensas por las continuas exposiciones al sol.
Consejos para broncearse sin peligro
Alimentos que favorecen el bronceado:
- Los alimentos ricos en betacarotenos favorecen la producción de vitamina A, imprescindible en la síntesis de la melanina. Son ricos las frutas y verduras amarillo o rojo vivo, tomate, sandía, cerezas, zanahoria, melocotón, albaricoque, calabaza…
- El hierro y el selenio ayudan a conseguir un color bonito de piel. El hígado, las verduras de hojas verdes y legumbres tienen mucho hierro. Las nueces, cereales integrales, hígado… son ricos en selenio.
- Para evitar los radicales libres, responsables del envejecimiento prematuro, debemos tomar vitamina E, presente en la levadura de cerveza, aceite de germen de trigo, aceite de girasol y cereales integrales.
Para broncearse sin peligro es conveniente tener en cuenta estos consejos:
- Usar siempre protección, aunque ya estemos bien bronceados.
- Renovar con frecuencia la aplicación de la crema, sobre todo en zonas delicadas.
- Proteger la cabeza con un gorro o sombrero.
- Evitar usar perfume, ya que puede dejar manchas en la piel.
- Tomar al menos dos litros de agua.
- Hidratar la piel tras los baños de sol.
- Aprovechar las horas mejores para broncearse sin peligro, de 9 a 11 h. y de 18 a 19 h.
Cómo mantener el bronceado
Después de los baños de sol es recomendable tomar una ducha de agua dulce para eliminar la arena, el salitre o el cloro de la piel, seguidamente aplicaremos mediante un masaje una crema hidratante de aceite de almendras dulces, aguacate, jojoba, karité o aloe vera para reestructurar el manto hidrolipídico de la piel y así prolongaremos el bronceado. También conviene tomar zumos de naranja y zanahoria para mantener bien hidratada la epidermis.
Para evitar que aparezcan las manchas pos-solares y que el color de la piel se vuelva amarillento cuando dejamos de tomar los baños de sol, debemos hacer un peeling con sal marina gruesa que ayuda a eliminar las toxinas y las células muertas.