
¿Qué es realmente el BPA?
El bisfenol A, comúnmente conocido como BPA (Bis-Phenol A), es una sustancia química que se utiliza para la fabricación de diferentes tipos de resinas y plásticos.
El BPA forma parte de un grupo de compuestos llamados disruptores endocrinos. Los disruptores endocrinos son sustancias exógenas al organismo, es decir, que encontramos en muchos productos que nos rodean como, por ejemplo; envases, alimentos, cosméticos, tickets de la compra e incluso en el agua.
Está demostrado que estos compuestos causan interferencias en la función hormonal del cuerpo, actuando falsamente como hormonas y con ello produciendo efectos negativos en la salud, puesto que alteran tanto las funciones como los sistemas del organismo.
¿Para qué se usa?
El bisfenol A, se utiliza para la fabricación de todo tipo de plásticos y resinas. Destaca en especial por su uso en la producción de plásticos policarbonatados y resinas epoxi, que son utilizadas en industrias de todo tipo, desde en la construcción, la fabricación de automóviles, de juguetes, de tintas de impresión térmica…
Hay cantidad de productos que se fabrican con estos materiales, pero lo que más preocupa es que la industria alimentaria tampoco se queda atrás, y utiliza el bisfenol A para crear todo tipo de utensilios: desde envases, moldes, botellas de agua, revestimientos para envases de alimentos como latas, vajillas de plástico… y ahí es donde entra el debate de si nuestra salud está en riesgo.
¿Por qué?
Los estudios científicos han determinado que los seres humanos estamos expuestos al Bisfenol A de manera habitual. Actualmente como consecuencia del uso extendido del BPA en la industria y a su producción masiva, encontramos BPA incluso en el medio ambiente. Existen tres vías a través de las cuales el BPA puede entrar en el organismo de los seres humanos: a través del tracto digestivo, a través del tracto respiratorio y a través de la piel. Pero la fuente de mayor riesgo es la exposición a través de la dieta.
Se ha demostrado que el BPA puede filtrarse en los alimentos y en las bebidas de los envases que lo contienen, es por ello que los materiales que están en contacto con los alimentos son una posible fuente de contaminación y por ello la autorización y utilización del BPA en la industria alimentaria está regulada y controlada. Desde el año 2011 la industria alimentaria tiene una cantidad máxima permitida de bisfenol A por producto.
Bisfenol A: efectos sobre la salud
Al bisfenol A no solo se le atribuyen los efectos adversos que causan en el sistema hormonal los disruptores endocrinos, sino que otros estudios también lo relacionan con alteraciones del sistema nervioso, sistema cardiovascular, sistema inmunitario, sistema reproductor e incluso en algunos tipos de cáncer. Es por ello que se encuentra en continua revisión y estudio.
En el 2011 el uso del BPA fue prohibido como material destinado a formar parte de los biberones de plástico para lactantes. Más tarde en el mes de diciembre del 2016, la Comisión Europea restringió el uso del BPA en el papel térmico.
El debate y los estudios sobre los potenciales riesgos del BPA en la salud son amplios, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en su último informe del 2015 consideró que el bisfenol A es una sustancia segura para la población siempre que se tenga una baja exposición, y fija una dosis máxima tolerable diaria. También considera que el bisfenol A en dosis muy altas es potencialmente dañino para el riñón y el hígado, aunque no considera probables los otros posibles efectos en la salud.
De igual forma en el 2017, la Agencia Europea de sustancias y mezclas químicas (ECHA, siglas en inglés), incluyó al bisfenol A en la lista de ‘’sustancias altamente preocupantes’’ por su capacidad para alterar el equilibrio hormonal en humanos.
¿Cómo evitarlo?
Los estudios siguen revisando los efectos que produce el bisfenol A en la salud, pero por suerte nosotros podemos disminuir nuestra exposición diaria al BPA con pequeños cambios en nuestro día a día como:
- Revisar las etiquetas de los productos que adquirimos para que no contengan BPA.
- Reducir el consumo de alimentos envasados y enlatados, como comidas precocinadas o en lata.
- Evitar siempre que se pueda la manipulación de los tickets (de la compra, del parking, facturas…), ya que su tinta contiene BPA.
- Evitar exponer el plástico a altas temperaturas (microondas, horno, lavavajillas…), ya que el calor puede descomponer el plástico y permitir que el bisfenol A pase a los alimentos.
- Sustituir los envases de plástico por envases de vidrio, madera, cerámica o acero.
- Evitar reutilizar las botellas de plástico, ya que su uso prolongado y en contacto con el calor facilita la liberación de sustancias tóxicas.